El músculo es uno de los mayores afectados por la
enfermedad renal crónica (ERC). Como consecuencia de la misma, se acumulan toxinas
urémicas que provocan procesos catabólicos. En este contexto, el organismo de
los pacientes recurre a sus propios tejidos, consumiendo, de esta manera, el
músculo y acabando, poco a poco, con la masa muscular. Adicionalmente, factores
como la edad del paciente, sus comorbilidades o un estilo de vida sedentario
influyen en la pérdida del tejido muscular. Se trata de un proceso inexorable
de difícil prevención que se puede paliar o contrarrestar a través de nutrición
clínica y ejercicio físico. Este ha sido el foco sobre el que se ha centrado la
jornada “Nutrición y ejercicio físico en el paciente con ERC” organizada
por Nutricia Advanced Medical Nutrition y que ha reunido a un gran número de
especialistas en ERC.
“Existen múltiples estudios observacionales que relacionan la pérdida de
la masa y fuerza muscular en ERC con un aumento del riesgo de hospitalización,
de padecer un infarto o, incluso, de fallecer. Este paciente es tan complejo
que en la clínica tendemos a priorizar únicamente los riesgos metabólicos a
corto plazo. Es importante centrarnos también en aspectos nutricionales y en
programas de ejercicio físico que puedan beneficiar al paciente”, explica el Dr. Juan Jesús Carrero del Departamento de Epidemiología
Médica y Bioestadística del Instituto Karolinska (Estocolmo, Suecia) y ponente
de esta jornada.
La importancia de tener en cuenta el estado del músculo en el paciente
con ERC
Estudios recientes resaltan la importancia del ejercicio físico en los
pacientes renales, mostrando efectos beneficiosos tanto a nivel fisiológico
(incrementando su fuerza muscular), funcional (preservando su autonomía y
dependencia), como psicológico (mejorando la sintomatología depresiva y la
calidad de vida relacionada con la salud).
“La actividad física de los pacientes con ERC debería incluir desde el
paseo diario en una o varias sesiones de, al menos, 30 minutos de duración,
hasta ejercicios aeróbicos, los cuales, aislados o combinados con ejercicio de
fuerza, mejoran la calidad de vida, la capacidad funcional del sujeto, así como
la fuerza de los miembros inferiores”, asegura el Dr.
Vicent Esteve Simó, médico adjunto de Nefrología del Hospital de Terrasa
(Barcelona).
En palabras del Dr. Carrero, “fortalecer el músculo implica
tratar la causa subyacente. En este sentido, es necesario un abordaje
terapéutico multidisciplinar que contemple tanto la nutrición clínica como el
ejercicio físico. Este último reduce los síntomas inflamatorios, mejora la
calidad de vida del paciente y aumenta el rendimiento físico, así como el
síndrome de fragilidad o dependencia. Sin embargo, solo serán mejoras a corto
plazo si no controlamos a los culpables del proceso de afectación muscular, la
inflamación sistémica y la acidosis metabólica a través de la nutrición”.
La desnutrición afecta a la mitad de los pacientes con ERC
Distintos estudios cifran en un 50% la desnutrición en los pacientes con
enfermedad renal crónica (ERC). En pacientes de ERC hospitalizados, un estado
nutricional deficiente retrasa la recuperación, prolonga la estancia
hospitalaria, incrementa la tasa de infecciones y de reingresos y, aumenta la
dependencia al alta. Por ello, las recomendaciones de las guías de prevención y
manejo de la desnutrición hospitalaria pueden ser muy útiles en los pacientes
con ERC hospitalizados, puesto que incluyen el uso de suplementos nutricionales
para mejorar su estado nutricional.
“La desnutrición en el paciente de ERC afecta de
manera directa a la calidad de vida del paciente, es un factor de riesgo para
la inflamación y puede llegar a consolidar la pérdida de masa magra,
favoreciendo la sarcopenia. Por ello, es fundamental introducir la
monitorización del estado nutricional dentro del cuidado integral del paciente
renal”, comenta la Dra. Guillermina Barril, jefa de
sección de Nefrología del Hospital Universitario de la Princesa (Madrid).
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