“Cuando cumplimos años tendemos a engordar porque disminuye el gasto
energético en reposo, que es la energía que gastamos en mantener las funciones
vitales básicas (gasto energético basal), sobre todo si mantenemos la misma
ingesta de energía (calorías) y la misma o menor actividad física”, explica la doctora Emilia Cancer, del grupo de trabajo de Obesidad
de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN).
Esta especialista
apunta que es importante entender que mantener o variar el peso corporal
depende del balance entre la energía que ingresamos con los alimentos y
bebidas, y la energía que gastamos en mantener las funciones vitales básicas
(gasto energético basal), como realizar la digestión de los alimentos, y con la
actividad física que hacemos. “Si el balance es positivo, ganaremos peso; si
es equilibrado, mantendremos el peso; y si es negativo, perderemos peso”,
advierte.
Evolución del gasto energético en reposo
Una vez que dejamos
de crecer, el gasto energético en reposo disminuye aproximadamente un 5% por
cada década y a partir de los 50 años aproximadamente un 10% por cada diez
años. “Por lo tanto, cuando se es más joven, es más fácil perder peso porque
nuestro gasto energético en reposo es mayor”, apostilla la doctora Cancer.
A partir de la madurez
el consumo de energía basal por parte del cuerpo disminuye y, por tanto,
consumiendo la misma cantidad de alimento (las mismas calorías) se tiene una
mayor tendencia al almacenamiento. Este descenso del gasto de energía se
relaciona con distintos factores metabólicos y hormonales que son variables en
función del sexo.
Así, las hormonas
sexuales incrementan el gasto energético en reposo y, en concreto, más los
andrógenos que los estrógenos. “Por ello,” explica esta especialista,
“un varón de una determinada edad, altura y peso tiene en torno a un 10% más de
gasto energético en reposo que una mujer de la misma edad, altura y peso.
Cuando se produce un déficit de hormonas sexuales, como en la menopausia, pero
también en varones por la edad o tras algunos tratamientos (por ejemplo, para
el cáncer de próstata), disminuye el gasto energético en reposo y es más
probable que el balance energético sea positivo y se gane peso si no se
modifican los hábitos de alimentación y de actividad física”.
Por otro lado, al
aumentar la edad, el deterioro que se produce a nivel músculo-esquelético y el
aumento de los hábitos sedentarios pueden dar lugar a una disminución paulatina
de la actividad física, lo que produce un menor gasto de energía. “No
olvidemos también que, a veces, el paso de los años produce alteraciones o
enfermedades que limitan la realización de ejercicio físico”, recuerda la
doctora Cancer.
Recomendaciones y claves para evitar ganar peso con la edad
La SEEN considera
fundamental la prevención del desarrollo de obesidad desde edades tempranas,
por lo que recomienda llevar un estilo de vida saludable, se tenga
sobrepeso-obesidad o no. “No hay que esperar a tener un exceso de peso o un
problema evidente de salud para hacer cambios en nuestros hábitos alimentarios
y estilo de vida. Cabe destacar que las poblaciones cuyos individuos presentan
pesos normales son más longevas. La presencia de obesidad puede condicionar nuestra esperanza de
vida”, apunta la
especialista.
Según diferentes estudios, la obesidad reduce la esperanza de vida en
una media de 12 años y aumenta el riesgo de muerte por otras enfermedades. “No
debemos olvidar que existen numerosos problemas de salud asociados con la
obesidad, entre los más importantes se encuentran la diabetes mellitus, la
hipertensión arterial, la dislipemia (el aumento de colesterol y/o de
triglicéridos en sangre), la insuficiencia respiratoria crónica, la apnea
obstructiva del sueño o la
aparición de algunos tumores como los de colon, endometrio, mama,
próstata, vesícula, entre otros; a nivel psicológico favorece estados
ansioso-depresivos, por la baja autoestima del paciente y su mala calidad de
vida, y también puede dar lugar a artrosis, trastornos de la fertilidad o
incontinencia urinaria”.
La doctora Cancer explica que presentar
obesidad conforme nos vamos haciendo más mayores tendrá menos consecuencias que
si la desarrollamos desde edades tempranas. Pero también hay que intentar
evitar ganancias de peso significativas con la edad porque dispondremos de
menos herramientas para poder contrarrestar los cambios que se producen a nivel
del metabolismo basal.
Así, desde la SEEN
se recomienda seguir un patrón de dieta mediterránea que incluya principalmente
alimentos de origen vegetal, frutas, verduras, legumbres, frutos secos y
harinas integrales de cereales, lácteos desnatados, mejor pescado que carne (y
dentro de las carnes, mejor las que tienen menos grasa) y aceite de oliva como
principal fuente de grasa. “Todo ello con unos hábitos también saludables,
como un reparto de la ingesta en cuatro o cinco comidas al día y hacer
ejercicio físico de manera regular”, sentencia la doctora Cancer.
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