El 80% de los
españoles con hemofilia A considera que su calidad de vida mejoraría con
tratamientos para esta enfermedad estables a temperatura ambiente, según la “Encuesta
sobre tratamientos y estabilidad de los productos de factor VIII”,
realizada por la Federación Española de Hemofilia (Fedhemo) con el apoyo de
Novo Nordisk.
La literatura científica suele señalar la
necesidad de refrigeración de los tratamientos para la hemofilia A como uno de
sus principales inconvenientes para quienes la padecen1. La encuesta
de Fedhemo viene a confirmar esta circunstancia en España, donde hasta un 85%
de los pacientes considera que la conservación en frío de los productos de
factor VIII les supone un problema a la hora de viajar y a más del 50% le complica
su vida diaria.
También según los resultados de la encuesta, en
torno al 30% de los españoles con hemofilia A ha dejado de hacer o planificar
alguna actividad por las condiciones de conservación del fármaco y casi la
mitad afirma que, con un tratamiento que no necesitara conservación en frío,
podrían realizar actividades que actualmente no pueden desarrollar.
“La conservación en frío de los tratamientos es,
de hecho, una de las condiciones que mayores quebraderos de cabeza suscita
entre los pacientes, tanto en lo que respecta a cómo mantenerla adecuadamente
como a la logística necesaria para ello -afirma Daniel Aníbal García,
presidente de Fedhemo-. Los tratamientos para la hemofilia A que se mantienen
estables fuera de la nevera proporcionan una gran flexibilidad a las personas
con hemofilia en sus desplazamientos y otras rutinas diarias, así como una gran
mejora en su calidad de vida”.
A este respecto, según la encuesta, el 40% de los
españoles con hemofilia A reconoce no consultar el prospecto de su factor VIII
para conocer sus condiciones de estabilidad y conservación; el 45% ha dudado
alguna vez de que el producto pueda haber estado expuesto a más de 25ºC y más
del 20% afirma haber roto en alguna ocasión la cadena de frío en el traslado del
tratamiento. Además, más del 25% de los pacientes dicen haberse quedado alguna
vez sin espacio para acumular el factor en la nevera.
“Frecuentemente,
en el hospital, nos consultan sobre cómo conservar correctamente los productos,
a qué temperatura deben hacerlo, y durante cuánto tiempo pueden tenerlos fuera
de la nevera. Esto les preocupa,
principalmente, a la hora de viajar -apunta el Dr. José Antonio Romero,
farmacéutico adjunto responsable del área de hemofilia del Servicio de Farmacia
del Hospital la Paz (Madrid)-. En los hospitales tenemos controles muy
rigurosos para el correcto almacenamiento del fármaco, pero una vez que el
paciente se lo lleva perdemos el control y la trazabilidad de la temperatura.
Una inadecuada custodia del producto puede conllevar una pérdida de eficacia y,
en casos de hemofilia A grave, desembocar en consecuencias fatales. El hecho de
que tengamos disponibles fármacos con estabilidad hasta 40ºC nos da una gran
tranquilidad al respecto y supone una gran ventaja para los pacientes”.
También el Dr. Víctor Jiménez Yuste, jefe del
Servicio de Hematología del Hospital Universitario La Paz (Madrid), alerta sobre
las consecuencias que puede originar una ruptura de la cadena de frío del
producto: “Exponer el factor VIII a una temperatura que no es la adecuada
compromete su estabilidad; supone un riesgo para la eficacia y seguridad del
tratamiento, que puede tener repercusiones clínicas para el paciente”.
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