. La Sociedad Española de
Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (SEMICYUC) en su empeño por
ofrecer una calidad asistencial de excelencia, ofreciendo los mejores resultado
a sus pacientes, ha dedicado un importante espacio durante su LIV Congreso
Nacional, que se celebra desde el pasado 9 de junio en Palma, a la importancia
de la simulación clínica para los profesionales de los servicios de medicina
intensiva.
La simulación clínica es una técnica
que permite recrear ambientes simulados con un alto grado de realismo en el que
los profesionales sanitarios pueden entrenarse para luego poder reflexionar
sobre sus decisiones y sus actuaciones, y mejorar así su
formación y su desarrollo profesional, ambos esenciales para mejorar la
seguridad clínica de los pacientes y la calidad de las organizaciones
sanitarias, permitiendo aprender y mejorar el desempeño de los profesionales en
un medio seguro para el paciente.
Hay diferentes tipos de simulación que permiten trabajar aspectos
técnicos de la especialidad de medicina intensiva como la canalización de vías
centrales, intubación endotraqueal, broncoscopia, diálisis continua, ECMO,
ecografía, entre otras. También la práctica de protocolos de tratamiento de
síndromes comunes y menos comunes, y la toma de decisiones en situación de
crisis.
La
simulación se considera una pieza clave en la formación médica actual,
entre otros motivos, por los cambios sociales recientes. La formación tradicional estaba
enfocada en la cultura de los cuidados en la salud orientados a un aprendizaje,
tanto en conocimiento como en habilidades, de manera individualizada. Hoy en
día, en cambio, el paciente exige calidad y, por ello, ya no forma
parte del proceso de formación del personal sanitario como un sujeto pasivo y
desinformado. Además, la especialidad de medicina intensiva está firmemente
comprometida con la importancia y el valor de la seguridad basada en el trabajo
en equipo, el conocimiento del sistema y de los procesos, y en cambios
organizativos que proporcionen más calidad asistencial.
“Desde el punto de vista docente, en contraste con los métodos
tradicionales que son más dependientes del que enseña, la simulación es una
técnica totalmente centrada en el que aprende, ya que se basa en el aprendizaje
activo, y en la intensidad emocional de la experiencia vivida como elementos de
motivación que favorecen la retención de lo aprendido. Nuestro primer
objetivo es formar un número suficiente de instructores cualificados que
permita la utilización rutinaria de la técnica en nuestras unidades y centros
hospitalarios para el aprendizaje y entrenamiento en técnicas, protocolos,
manejo de crisis, trabajo en equipo, etc. No es necesaria una gran
inversión para obtener beneficios con la simulación clínica”, comenta el nuevo
vicepresidente de la SEMICYUC, el Dr. Álvaro Castellanos.
El
presidente de la SEMICYUC, el Dr. Ricard Ferrer, comenta que “el objetivo y
compromiso de la SEMICYUC es implantar la formación basada en competencias y
demostrar la viabilidad de la simulación para acelerar la adquisición de las
mismas y mejorar el desarrollo profesional de los intensivistas”.
La simulación clínica permite a los
equipos entrenarse y mejorar sustancialmente su rendimiento para enfrentarse a
casos graves y complejos, situaciones en las que se dispone de
poca información en ese momento, y en las que el tiempo para aplicar la
intervención apropiada es esencial para conseguir un resultado favorable, “si
además podemos inspirar a otros ofreciendo un modelo efectivo y eficiente
estaremos muy satisfechos. La Sociedad Europea de Medicina Intensiva (ESICM)
está muy interesada en ver los resultados de un ensayo que estamos realizando
en España en el que están participando 38 residentes de tercer año de los 14
Servicios de Medicina Intensiva (CoBalidation) para demostrar que esto es
posible”, apunta el Dr. Castellanos.
Los
trabajos de investigación existentes en este campo demuestran que la simulación
mejora y acelera el aprendizaje, siendo especialmente
efectiva en la adquisición de habilidades manuales y para la implementación de
protocolos. El entrenamiento mediante simulación ayuda al aprendiz a
anticiparse a posibles acontecimientos adversos, desarrollar habilidades de
comunicación en equipo, aumentar la confianza en sí mismo y mejorar el
desempeño. Aunque las habilidades clínicas solo pueden aprenderse en el
paciente, la formación basada en simulación permite abordar de forma integrada
los diferentes dominios competenciales cognitivos, técnicos y conductuales
resultando en un mejor aprendizaje y una mejor retención. Esta formación
integrada requiere mucho tiempo en la práctica clínica real. Finalmente, el
empleo de la técnica no requiere obligatoriamente el uso de una tecnología
avanzada, pero sí una dirección cualificada por un instructor competente que
favorezca la interacción y el desarrollo del pensamiento crítico.
“En
medicina intensiva nos enfrentamos al manejo de pacientes con síndromes
complejos con elevada morbimortalidad en los que el reconocimiento precoz y el
tratamiento apropiado inmediato se asocian con mejoras significativas de la
supervivencia. La simulación clínica de alta fidelidad puede ser muy útil
para entrenarse en la aplicación del protocolos de tratamiento para la primera
hora y también para potenciar habilidades como tener conciencia de la
situación, tomar decisiones según prioridades, coordinar las tareas y mejorar
la comunicación con el equipo y otros especialistas”, comenta el
vicepresidente de la SEMICYUC.
Para
las simulaciones se usan maniquíes enteros o partes del cuerpo, actores o
sistemas para simular una amplia variedad de situaciones. Los maniquíes o
robots automatizados de alta fidelidad se pueden programar como pacientes en
diversas situaciones clínicas permitiendo comprobar las habilidades en
diferentes maniobras, como la intubación. Sin embargo, su utilidad más
reconocida es la evaluación de habilidades no técnicas como el trabajo en
equipo y el liderazgo tan necesario en el manejo y resolución de crisis (crisis
resource management), como es el caso de la atención a la parada cardiaca,
atención inicial al paciente politraumatizado o séptico.
“Me
gustaría destacar la justificación ética de la simulación como método exclusivo
para disminuir la necesidad de practicar con pacientes para aprender, y
subrayar también que el empleo de la técnica no requiere obligatoriamente el
uso de una tecnología avanzada, pero sí una dirección cualificada por un
instructor competente que favorezca la interacción y el desarrollo del
pensamiento crítico. La conversación constructiva basada en el análisis de la actuación
del alumno para cerrar la brecha entre el rendimiento deseado y el observado es
esencial”, concluye el Dr. Castellanos.
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