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01 September 2021

Los pediatras alertan de que los jóvenes pasan al día más de cinco horas frente a pantallas


 

Actualmente, los niños y adolescentes hacen uso de las pantallas para todo: leer, estudiar, entretenerse, relacionarse con amigos, compañeros y familiares, a veces desmesurado, con una media de cinco horas diarias, que puede alterar su salud. Según el doctor Manuel Baca, jefe del servicio de Pediatría y de la Unidad del Adolescente del Hospital Quirónsalud Málaga, “el excesivo uso de dispositivos con pantallas, como ordenadores, tabletas, móviles, etc., puede originar, entre otros efectos, déficit de atención, problemas de sueño, hiperactividad, agresividad, menor rendimiento académico y dificultades en el desarrollo del lenguaje y de la adquisición de vocabulario”. Por ello, recomienda a las familias establecer un orden y unas normas para su correcto uso bajo supervisión. Así mismo, es aconsejable el entretenimiento mediante lectura y juegos tradicionales, pues potencian la resolución de problemas, la creatividad y el ejercicio físico. 


-Efectos del uso excesivo de pantallas 

El uso de las nuevas tecnologías puede ser muy bueno y estimulante para los jóvenes, son herramientas de conexión y aprendizaje; sin embargo, “se estima que los jóvenes pasan alrededor de cinco horas al día usándolas, lo que supone un uso desmedido que altera su conducta y salud. Lo más importante es ser conscientes de que un mal uso de las tecnologías puede crear adicciones y muchos jóvenes pueden perder la dimensión de la realidad e intensificar el riesgo de aislamiento social”, recalca el especialista. De esta manera, existe un riesgo social y emocional; cada vez se necesita más tiempo de uso para obtener el mismo nivel de satisfacción, manifestándose en limitaciones de la conducta social, cambios en las relaciones familiares y en el rendimiento académico. 

Insomnio crónico y otros riesgos de usar el móvil como desconexión o preparativo al sueño

En muchas ocasiones, la adicción que generan las pantallas nos lleva a utilizarlas a todas horas, alterando incluso las horas de sueño. “El riesgo se encuentra en usar el móvil o tablet como desconexión, como preparativo al sueño, sin tener en cuenta la dependencia virtual que conlleva y la disminución de la calidad del sueño”, alerta el equipo de la Unidad del Adolescente del Hospital Quirónsalud Málaga.


Diversos estudios han demostrado que interactuar con dispositivos electrónicos antes de acostarse provoca insomnio crónico, considerándose una de las grandes patologías del siglo XXI. De hecho, un reciente estudio publicado en la prestigiosa revista científica PNAS alerta de la capacidad de estos dispositivos de hiperalterar el cerebro; es decir, que emiten información de manera compulsiva y nuestro ojo se ve obligado a asimilarla a un ritmo frenético, por lo que el cerebro continúa con una alta actividad. “Para dormirse nuestro cuerpo debe liberar melatonina, la hormona inductora del sueño y esta solo se produce si creamos un entorno propicio para ello: oscuridad, silencio, cuerpo relajado, párpados cerrados…. La luminiscencia de la pantalla es un factor que lucha contra nuestro descanso. El uso de cualquier dispositivo emisor de luz acaba por retrasar la conciliación del sueño y retarda la fase REM de este -la más profunda y reparadora-”, continúa el especialista.


La Fundación Nacional del Sueño de Estados Unidos demostró, a través de una encuesta, que chatear es la actividad más frecuente cuando estamos en posición horizontal, acostados. Un 20% realiza esta actividad prácticamente cada noche y un 69,5% de ellos son menores de 30 años. La encuesta también emitió un dato preocupante en relación con la interferencia del sonido del móvil: alrededor de un 16% de los encuestados admitió que se despertaba por la noche a causa de los sonidos del teléfono.


-Patologías y complicaciones visuales

En cuanto a patologías o complicaciones asociadas al uso excesivo de las pantallas, existen diferentes riesgos visuales. Los niños cuentan con gran plasticidad en su sistema visual, adaptándose a las circunstancias y al medio en el que se desarrolla; de ahí que, si pasan mucho tiempo trabajando con una pantalla muy reducida y cercana a la vista, su sistema de enfoque se podrá ver alterado. El doctor Baca advierte que “otra de las consecuencias del consumo de estas pantallas es que podrían salir a la luz defectos de graduación, como la hipermetropía, el astigmatismo o, incluso, algunos tipos de estrabismo”. Además, el uso de pantallas de cualquier tipo disminuye la cantidad de veces que parpadeamos por segundo, produciendo una reducción de la calidad de la lágrima, por lo que el ojo se enrojece, dando sensación de sequedad o cuerpo extraño y visión borrosa y, al mismo tiempo, puede agravar trastornos como la alergia, la atopia ocular y la blefaritis. 

Aumentan las lesiones musculares y el sedentarismo, al estar sentado en posiciones inadecuadas durante un largo tiempo. “Puede generar contracturas y lesiones en músculos y tendones, además de patologías en manos, muñecas y brazos por el uso continuado de los dedos en mandos y ratón de ordenador; sin contar con el riesgo de obesidad y diabetes que otorga el pasar de jugar y correr en la calle a divertirse a través de una pantalla”, expone el doctor Baca.


-Consejos para uso moderado y control parental de estos dispositivos 

La prevención de todo abuso es fácil de formular, pero muy difícil de ejecutar. En el caso de las nuevas tecnologías lo es más puesto que, según alerta el pediatra, “hablamos de un invitado permanente en todos los hogares; una herramienta útil para todas las edades que nos facilita muchas acciones en el día a día y que usamos de más para entretenernos y conectarnos con los demás”. Para evitar el uso indebido, los especialistas han definido una serie de pautas claras a implementar por los padres para limitar la tecnología por parte de sus hijos.

Los dispositivos tecnológicos no pueden estar en la habitación del niño o adolescente, sino en una habitación de tránsito, como el salón o un despacho. Además, tiene que haber una persona adulta presente cuando el menor esté utilizando la tecnología para que controle el tiempo de exposición, así como los contenidos, medios y redes sociales que se visitan y la información que se entrega. “Algo que se tiene muy poco en cuenta pero que es fundamental es que las contraseñas de acceso a las redes sociales y otros canales no estén sólo en posesión del niño, sino que los padres también deben conocerlas”, subraya. A esto hay que añadir siempre la limitación del uso de diferentes pantallas (móvil, ordenador, tablet, consola…) y pactar con los hijos en qué circunstancias se pueden utilizar y cuándo no, como en el colegio o en reuniones familiares. A esto hay que añadir la desconexión obligatoria a la hora de dormir. “Que el dispositivo se encuentre fuera de la habitación, en silencio. Si se necesita algún hábito de desconexión, aprovechar para leer”, recomiendan los especialistas.

Por último, los pediatras creen fundamental fomentar las actividades al aire libre y los juegos tradicionales como forma de entretenimiento, ya que “el juego debe convertirse en una fuente de salud y no en una dificultad para el bienestar presente y futuro del niño”.


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