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02 May 2022

Monitorización continua de la glucosa: la innovación que ha venido a revolucionar el manejo de la diabetes

                         


 


La opinión generalizada de los expertos es que la diabetes tipo 2 es progresiva e incurable, pero hay evidencias científicas que apuntan hacia la posibilidad de que esta patología se puede revertir, sobre todo con cambios drásticos en el estilo de vida. “Establecer pautas personalizadas que permitan un mejor control de la glucosa y reducir la necesidad de medicación o, incluso, conseguir la posibilidad de revertir la enfermedad en ciertas personas constituye uno de los mayores retos en este campo”, asegura Juan Carlos Escolà Gil, investigador del Institut de Recerca de l’Hospital de la Santa Creu i Sant Pau-IIB-Sant Pau (Barcelona), quien ha participado en una mesa del Congreso Nacional de la Sociedad Española de Diabetes.

Colesterol ‘bueno’ y diabetes

Un factor que puede resultar esencial para facilitar el control de la diabetes tipo 2 (DM2) es el nivel de colesterol HDL, el conocido como ‘colesterol bueno’. En investigaciones del grupo de trabajo de Juan Carlos Escolà se evidencia la existencia de una relación compleja entre el colesterol HDL, las funciones cardioprotectoras de estas lipoproteínas y el riesgo de enfermedad cardiovascular.  Además, se ha comprobado como el desarrollo de diabetes tipo 2 afecta negativamente a funciones esenciales de las HDL (y puede causar así complicaciones cardiovasculares), pero también afecta a otras células que son claves para el control de la glucosa en estos pacientes.


“Hay una relación bidireccional entre las HDL y el desarrollo de DM2”, subraya el experto del IIB-Sant Pau. Por un lado, la diabetes tipo 2 afecta las funciones de las HDL pero, a su vez, estas lipoproteínas de alta densidad pueden influir directamente en el control de la propia diabetes. “Este último aspecto ha sido menos investigado, pero puede tener importantes aplicaciones médicas en este campo, ya que estrategias dirigidas a mejorar la función de las HDL podrían permitir un mejor control de la enfermedad”, afirma.


Dado que hay un rango óptimo de concentración del colesterol HDL en plasma, se sugiere que “aumentar la concentración del colesterol HDL dentro de este rango óptimo podría traducirse en beneficios importantes”, según Escolà, quien cree que “investigar las alteraciones funcionales de las HDL y su posible mejora podría ser un paso crucial hacia un mejor control de la diabetes tipo 2”.


El reto de la MCG

Otro ámbito de mejora y avance en el manejo y control de la diabetes se sustenta en los nuevos sistemas de monitorización continua de la glucosa (MCG). Como ha resaltado el Dr. Ignacio Conget Donlo, jefe del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Clínic Universitari de Barcelona, “la monitorización de la glucosa de manera continua es la ‘prueba del algodón’ para todos aquellos tratamientos hipoglucemiantes y, en especial, para las insulinas (especialmente para las nuevas, ya que pone a prueba su eficacia y seguridad de una manera pragmática y objetiva”.


Actualmente se cuenta con nuevas insulinas basales para la diabetes tipo 1, que “aportan perfiles de acción más estables y seguros a la hora de evitar hipoglucemias”, destaca el especialista del Hospital Clínic, quien reconoce que “el perfil glucémico de una persona con diabetes tipo 1 es un  problema complejo donde pueden sernos de gran ayuda las nuevas insulinas y la MCG”.


¿MCG también a nivel hospitalario?

Desde Estados Unidos, el Prof. Rodolfo J. Galindo, de la División de Endocrinología del Emory University School of Medicine en Atlanta (EE.UU), ha expuesto la satisfactoria experiencia acumulada en su hospital con el empleo de la monitorización continua de la glucosa en pacientes ingresados. 


“Con el uso de MCG en el hospital hemos vivido una revolución muy interesante debido a COVID”, explica este experto. Normalmente, se comienza por una sólida y extensa investigación y se pasa posteriormente a la implementación de nuevos abordaje, pero debido a la necesidad surgida durante la pandemia de COVID se han acumulado una plétora de estudios (la mayor parte de ellos pequeños y de carácter piloto), que han servido para valorar el uso hospitalario de este recurso.


“Aún necesitamos ensayos de validación para la aprobación, pero hemos aprendido que la MCG se puede y debe usar en el hospital, y que los beneficios derivados son tan importantes como los observados a nivel ambulatorio”, defiende el Dr. Galindo. A su juicio, “la MCG tiene el potencial de ser una mejor y más eficaz manera de monitorizar la glucosa en los pacientes hospitalizados, puesto que puede detectar mejor hipoglucemias, particularmente las asintomáticas y las nocturnas; y, aún más, puede prevenir la hipoglucemia”. 


Aparte de esta consideración, el ponente norteamericano ha recomendado “poner mayor énfasis en el manejo de complicaciones de la diabetes, yendo más allá del control glucémico solamente”, lo que incluye el manejo del sobrepeso y la obesidad (que afecta a cerca de un 90% de los pacientes con diabetes tipo 2)”. 


 

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