Cada año, la
Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP, por sus siglas en
inglés), selecciona un tema al que se presta una atención especial y concentra
diversas iniciativas de la organización. En 2019 se trata de las personas
vulnerables al dolor y ha definido seis objetivos clave para protegerlas.
Especialistas de toda España, convocados al XVI Congreso Nacional de la Sociedad
Española del Dolor (SED) en Zaragoza, han recogido el testigo para atenuar
el sufrimiento de las personas más vulnerables.
De acuerdo con la IASP, el concepto de “extremadamente vulnerable “ se
aplica a bebés y niños pequeños, ancianos, supervivientes de la tortura, la
violencia organizada y la guerra, personas con discapacidad intelectual y
alteraciones del desarrollo. Todos ellos comparten la imposibilidad de
comunicarse de forma eficiente con los profesionales sanitarios, lo que les
sitúa en una posición de riesgo en cuanto a evaluación y manejo del dolor.
Los seis objetivos para la protección de la población vulnerable son
identificar las barreras para su correcto diagnóstico y tratamiento, explorar
los tipos de dolor que pueden afectarles, identificar las herramientas de
evaluación más apropiadas para la población vulnerable, identificar las
técnicas adecuadas para este grupo de población, explorar las necesidades
formativas del personal sanitario en la atención a estas personas e
identificar las áreas de investigación y desarrollo relevantes en este campo.
El Dr. Fernando Cerveró, profesor emérito de la
McGill University (Canadá) y expresidente de la IASP ha sido uno de los
ponentes de la sesión dedicada a poblaciones vulnerables, quien ha recordado
que “es imposible separar el dolor de su contexto social y cultural”, y que la
intención de la IASP es abordar el dolor en todas sus dimensiones. Entre las
iniciativas en las que ha colaborado ha destacado la atención a veteranos
estadounidenses en un centro sanitario de Tijuana, el segundo mayor destino
mundial de turismo sanitario. En ese recorrido inverso al torrente migratorio,
muchos pacientes de Estados Unidos buscan la atención que no pueden permitirse
en su país natal.
A pesar de que su mensaje ha sido de
esperanza en cuanto a los avances en terapias contra el dolor, el Dr. Cerveró
lamentó que en la mayor parte de las facultades de Medicina no exista un
estudio sistemático del dolor, “que solamente se aborda como un síntoma y de
modo disperso”. Recuerda que hace tiempo que las sociedades científicas
dedicadas al tratamiento y estudio del dolor proponen que esta enfermedad,
sobre todo si se trata de dolor crónico, se incluya como tal en la formación de
médicos y de otros profesionales sanitarios.
“La sociedad actual demanda un
tratamiento efectivo del dolor y un final de la vida sin agonía ni sufrimiento.
Ya no es aceptable decir a los pacientes que deben aprender a vivir con dolor o
que el dolor es inevitable. Este cambio social ha impulsado el desarrollo de
tratamientos efectivos de muchas formas de dolor, así como el establecimiento
de cuidados paliativos al final de la vida”, añade.
Este experto es una de las voces que
animan a los pacientes a exigir un tratamiento efectivo del dolor y a no
resignarse a una vida de sufrimiento.
Cuando la causa del dolor es el ser
humano
En la sesión dedicada al lema anual de la
IASP el especialista ha destacado la importancia del dolor producido
deliberadamente - mediante violencia, tortura, guerra y conflicto social-.
Estas formas de dolor no solo deben ser combatidas socialmente y denunciadas
públicamente, también tenemos el deber como profesionales de ofrecer
tratamientos efectivos a las víctimas de violencia, quienes muchas veces son
solo consideradas como daños colaterales de conflictos y guerras.
El director de Cooperación
Internacional y Acción Humanitaria de la ong Save the Children, D. David del
Campo, también ponente en la sesión, recuerda que el dolor deliberado es
muchas veces parte de una estrategia política, militar y de las relaciones
internacionales: “El tiempo ha demostrado que infligir dolor es una forma
eficaz de ganar conflictos bélicos o pugnas políticas”.
Esa estrategia del miedo,
que explica por ejemplo la destrucción de 2.000 escuelas en Yemen durante los
últimos cinco años de conflicto, es algo que su organización intenta combatir
proporcionando medios para la recuperación de los niños que han pasado por la
terrible experiencia de la guerra.
“Cada vez es mayor la
necesidad de saber cómo afrontar el dolor en espacios que no son sanitarios”,
afirma.
El Dr. Juan Pérez
Cajaraville, director de Mensajeros Sanitarios de la Paz y miembro de la
junta directiva de la SED, centró su disertación en la situación de
vulnerabilidad de la población de edad más avanzada: desde la soledad de los
ancianos en países industrializados hasta los abuelos que se han encontrado a
cargo de los nietos por la mortalidad asociada a la epidemia de sida en África.
Para el año 2068 se estiman más de 14 millones de habitantes
de edad superior a 60 años en España. En este contexto, las guerras, la
emigración, los refugiados, la falta de accesibilidad sanitaria y sobre todo la
falta de sensibilización de nuestros gobernantes, hace que Mensajeros de la Paz
tenga en primera línea a nuestros abuelos.
Este experto invita a una
reflexión sobre la percepción convencional de la población mayor, cuya
contribución a la sociedad es sustancial, pero podría ser aún mayor si se les
tuviera en cuenta. A modo de ejemplo, recordaba que el 40% de las consultas de
pediatría se cumplen gracias a que los abuelos llevan a sus nietos al centro de
salud. Asimismo, ha recordado que existen estudios que asocian “sentirse útil”
con un envejecimiento más saludable y una mejor calidad de vida.
Al rescate del dolor en la
infancia
El Dr. Jordi Miró,
coordinador del Grupo de Trabajo de Dolor Pediátrico de la SED, da fe de las
mejoras en diferentes ámbitos del tratamiento del dolor infantil, desde el
desarrollo de nuevas indicaciones farmacológicas hasta tratamientos que pueden
llegar a cualquier lugar y monitorizarse en cualquier momento gracias a las
nuevas tecnologías.
No obstante, insiste en
que el progreso seguirá ligado a la generación de nuevos conocimientos en este
campo y califica de imprescindible la investigación para mejorar el tratamiento
de la población infantojuvenil en España, una actividad “que no recibe el apoyo
que merecería por la extensión e impacto que tiene”.
Según el Dr. Miró, otros
problemas de salud con menores índices de impacto reciben mayor atención, y eso
“debería invitarnos a reflexionar para mejorar el estado de cosas”.
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