Novartis ha
puesto en marcha un programa de formación pionero en la Comunidad
Autónoma de Andalucía que formará a un total de 160 especialistas
de Atención Primaria (AP) en el abordaje de la diabetes.
Según el Dr. Antonio Hormigo, del Centro de
Salud Puerta Blanca de Málaga y coordinador del proyecto, “se
trata de una formación en diabetes que intenta abordar todos los aspectos
de la enfermedad desde la fisiopatología hasta los últimos
avances en el tratamiento.” Además, el programa, que acoge a médicos de AP de las ocho
provincias andaluzas, tiene acreditación de 1,98 créditos del
Servicio Andaluz de Salud (SAS).
Para el Dr. Antonio J. García-Ruiz,
Profesor de Farmacología y Terapéutica de la Facultad de Medicina
de Málaga, “la formación e
información del médico de AP y de los pacientes es clave si
queremos realizar políticas de actuación que sirvan para controlar
y tratar esta enfermedad en nuestros pacientes. Solo con una buena
formación del profesional sanitario será posible el control de
esta enfermedad en todos sus ámbitos”. Una patología que,
en la actualidad, alcanza proporciones casi epidémicas en la mayor parte
del mundo.
Se estima que actualmente existen 246 millones de
personas afectadas en todo el mundo, una cifra que puede llegar a los 380
millones en el año 2025 si se cumplen las últimas previsiones2. En
España, según datos del estudio Di@bet.es1, la
prevalencia de la diabetes se sitúa en torno al 12% y más del 90%
tiene diabetes tipo 2. En el caso de Andalucía, la cifra es superior alcanzando
el 14% (13,8%) de la población de los cuales el 6% desconocen que
padecen la patología.
Asimismo, los costes que se derivan del tratamiento
y la prevención de la diabetes son una de las principales partidas
presupuestarias que debe asumir la sanidad pública. Por este motivo, el
Dr. García-Ruiz considera que “conocer la
prevalencia de la diabetes tipo 2 es de importancia capital tanto para
determinar el estado de salud de la población como para planificar los
recursos destinados a su atención y prevención”.
Según un estudio realizado por la Red de
Grupos de Estudio de la Diabetes en Atención Primaria de la Salud (RedGDPS)3, el perfil del paciente con diabetes tipo
2 atendido en Atención Primaria es el de una persona de aproximadamente
68 años, con alrededor de 8 años de evolución desde el
diagnóstico, obeso y con un promedio de hemoglobina glicada
aceptable.
Según el Dr. Hormigo los desafíos para el médico de AP en el manejo de estos pacientes son: “Realizar
una historia adecuada, una valoración correcta del paciente y llevar a cabo una individualización del
tratamiento según las características del mismo,” para el doctor todo ello es crucial “para evitar
efectos secundarios no deseados, interacciones farmacológicas e
influencia en el peso y posibles comorbilidades”.
El autocontrol de la enfermedad
Otro gran reto para el profesional es la falta de
adherencia al tratamiento por parte de los pacientes, pudiendo llegar hasta el
50%. De este modo, “una buena formación de los médicos de
AP para detectar y paliar la falta de cumplimiento terapéutico
redundará tanto en beneficio del paciente como del sistema de salud pues
será más eficiente,” ha comentado el Dr. García-Ruiz.
Sin embargo, mantener un buen control de la enfermedad no sería
suficiente para conservar un nivel óptimo en la calidad de vida, tal
como indica el mismo doctor: “También deberían controlarse
otros factores de riesgo coexistentes en la mayoría de pacientes
diabéticos tipo 2, como son la hipertensión y, sobre todo, la
obesidad”. Por este motivo, es importante que las personas con diabetes
asuman el autocontrol de la enfermedad y lo integren en la vida cotidiana.
Así, el control de los cuidados de las personas con diabetes tipo 2 es tarea
tanto del propio paciente como de los profesionales involucrados en su
seguimiento. El Dr. García-Ruiz considera que la mayoría de las
decisiones que afectan a los resultados en diabetes ocurren en el espacio del
paciente, pero defiende que las intervenciones clínicas tendrán
más probabilidad de éxito “si los profesionales tienen en
cuenta los objetivos de tratamiento de los pacientes y les ofrecen herramientas
para solucionar sus problemas”.
En relación al papel del especialista de AP
en la educación del paciente, el Dr. García-Ruiz ha concluido que “el objetivo de la
educación de las personas con diabetes es mejorar el conocimiento y las
habilidades, capacitándolas para asumir el control de la enfermedad e
integrar el autocontrol en su vida cotidiana. Todo ello sin una
implicación activa y efectiva del médico de AP resultaría
casi imposible.”
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