La
fractura osteoporótica es un problema con una elevada incidencia y una
morbimortalidad considerable en la población, que además supone un importante
coste económico para el sistema sanitario cada año. En España se producen cerca
de 330.000 fracturas por fragilidad, y se prevé un aumento del 28,8% para 2030,
superando las 400.000 fracturas ese año. De ahí que los ponentes que han
participado en la I Jornada de Fragilidad Ósea en Reumatología coincidan en
señalar la importancia de detectar y tratar de forma precoz la osteoporosis
para revertir esta tendencia. El encuentro online se ha celebrado este fin de
semana y ha estado promovido por la Sociedad Valenciana de Reumatología, en
colaboración con la biofarmacéutica UCB y la biotecnológica Amgen.
El
presidente de la Sociedad Valenciana de Reumatología, Francisco Navarro,
ha subrayado la importancia del seguimiento en los pacientes para tratar la
osteoporosis y prevenir la aparición de nuevas fracturas. Navarro ha recordado
que las fracturas vertebrales y de cadera “inciden especialmente en la
esperanza de vida del paciente”, de hecho, el 20% de los pacientes con fractura
de cadera fallecen durante el primer año después de haber sufrido esta lesión.
El doctor Navarro ha puesto en valor la labor de las Unidades de Fractura para
impedir que pasen desapercibidas lesiones osteoporóticas cuando llega una
fractura a las Urgencias de un hospital.
Las
Unidades de Fractura hospitalarias son modelos rentables de prestación de
asistencia sanitaria que reducen el riesgo de repetición de una fractura por
fragilidad, así como la mortalidad de los pacientes por esta causa mediante el
incremento del número de pacientes tratados y la mejora del cumplimiento
terapéutico. Estas Unidades de Fractura podría evitar 1.200 fracturas por
fragilidad al año y supondría un ahorro neto de 18,4 millones de euros anuales.
Prevenir
nuevas fracturas
El
jefe de Reumatología del Hospital Marina Baixa, el doctor José Rosas,
ha profundizado en el alto riesgo de fractura y el riesgo inminente de
fracturas. Los pacientes que han tenido una fractura, tal y como ha señalado
Rosas, tienen un alto riesgo de tener nuevas fracturas, especialmente en los
dos años posteriores. Las Unidades de Fractura han demostrado que mejoran la
detección de estos pacientes. Para Rosas la detección precoz y el tratamiento
precoz es clave para intentar que no se produzcan más fracturas, y para
alcanzar este objetivo recuerda que “disponemos de fármacos potentes que nos
pueden reducir el riesgo de una nueva fractura”.
Por su
parte, la doctora Dacia Cerdà, reumatóloga en el Hospital Sant Joan
Despí-Moisès Broggi, en Barcelona, explicó que la osteoporosis es una
enfermedad crónica que en la mayoría de los casos va a requerir un tratamiento
a largo plazo conocido como terapia secuencial. El tratamiento secuencial es el
diseño que habrá que plantear en cada paciente de forma individualizada para
obtener el máximo beneficio. Esta estrategia se basa en tres factores: las
características del paciente, las de la propia enfermedad y las del
tratamiento. Asimismo subrayó que "es fundamental conocer bien el orden en
el que se deben utilizar los diferentes fármacos que hay disponibles para
conseguir un tratamiento exitoso".
Adherencia
al tratamiento
Uno de
los caballos de batalla en el manejo de estos pacientes es conseguir que los
pacientes sigan el tratamiento tal y como les ha prescrito el médico. La
adherencia al tratamiento en la osteoporosis, en términos generales, es baja.
En palabras del doctor Antonio Álvarez de Cienfuegos, del Hospital Vega
Baja, en Orihuela (Alicante): "se estima que la mitad de los pacientes no
son adherentes al año de tratamiento. Esto puede influir en una menor eficacia
del tratamiento y en un mayor riesgo de sufrir una fractura por
fragilidad".
Según
explica el especialista, las causas que influyen en esta baja adherencia están
asociadas a múltiples factores. Unos están relacionados con la enfermedad, ya
que se trata de una patología crónica, por lo que se requiere un tratamiento
muy prolongado; y además es poco sintomática hasta que se produce alguna
fractura por fragilidad. Otros factores son dependientes del paciente: la edad,
su estado de salud, su situación socio-cultural. Hay otros que dependen de la
actuación médica: motivación, seguimiento, realización de pruebas que objetiven
el estado de la enfermedad. Y, por último, hay factores dependientes del tipo
de fármaco empleado en el tratamiento: eficacia, vía y frecuencia de
administración o efectos secundarios, explica el doctor.
Para
mejorar la adherencia al tratamiento en la osteoporosis, los expertos coinciden
en subrayar que es esencial explicar al paciente los beneficios que le puede
aportar el tratamiento, “evitando una posible fractura por fragilidad y
mejorando su calidad de vida”.
En
España, los costes anuales relacionados con el tratamiento de las fracturas por
fragilidad superan los 4.200 millones de euros. Una cifra que, según ha
explicado el especialista de la Sección de Reumatología del Hospital General de
Elche, el doctor Raúl Noguera, –en el caso de la Unión Europea–
ascienden a 374 mil millones de euros y va en aumento. En el último
bloque del encuentro, Noguera ha hablado sobre la necesidad de detectar las
fracturas por fragilidad en la Atención Primaria para iniciar un tratamiento
preventivo y evitar nuevas lesiones.
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