Ayer se conmemoró el Día Internacional de la
Cefalea en Racimos, un tipo de cefalea que se caracteriza por la aparición
cíclica de dolor de cabeza unilateral, relativamente breve pero muy intenso y
que generalmente va acompañado de otros síntomas oculares o nasales como
lagrimeo, enrojecimiento, congestión y/o secreción nasal. La Sociedad Española
de Neurología (SEN) estima que aproximadamente 50.000 personas padecen cefalea
en racimos en España, de acuerdo a los datos recogidos en el último Manual de
Práctica Clínica de Cefaleas de la SEN.
“Aunque la
cefalea en racimos no es el tipo de dolor de cabeza más común, es el más
habitual dentro de las cefaleas trigémino-autonómicas y es uno de los dolores
de cabeza más invalidantes que existen por la alta intensidad del dolor. De
carácter penetrante, taladrante, expansivo o pulsátil, es un dolor que muchos
pacientes describen como atroz o insoportable, con el inconveniente añadido de
que, durante los ataques, los pacientes no toleran el estar en posición de
descanso y muestran una gran inquietud motora. Afortunadamente las crisis de
dolor no suele durar más tres horas”, explica el Dr. Pablo Irimia, Coordinador del Grupo
de Estudio de Cefaleas.
La cefalea
en racimos también se caracteriza porque las crisis se suelen presentan con una
sorprendente puntualidad, casi siempre a la misma hora y con un predominio
vespertino y/o nocturno en el 73% de los casos. Además, la gran mayoría de los
pacientes que la padecen suelen tener periodos libres de dolor superior a los
tres meses (cefalea en racimos episódica), aunque también pueden darse casos en
los que las crisis aparecen a diario sin periodos libre de dolor (cefalea en
racimos crónica).
“Es precisamente
el hecho de que existan estos periodos tan amplios de remisión, junto con que
el dolor de cabeza no tenga una gran duración, lo que hace que sea uno de los
dolores de cabeza menos diagnosticados. Aunque en los últimos años cada vez más
población se ha concienciado sobre la importancia que tiene consultar el dolor
de cabeza para evitar que éste se cronifique, la demora diagnóstica de la
cefalea en racimos, desde el inicio de los síntomas, aún es cercana a los 5
años en España”, comenta el Dr. Pablo Irimia.
Pero además,
la cefalea en racimos puede cronificarse en el 20% de los casos; lo que
conlleva una mayor discapacidad, así como una menor respuesta a los fármacos
preventivos: un 10% de las formas crónicas son refractarias a los fármacos.
En todo
caso, tanto si se padece esta enfermedad tanto en su forma crónica o no, según
algunos estudios europeos, el 96% de pacientes con cefalea en racimos
tienen que modificar sus estilos de vida, un 78% reconocen restricciones en las
actividades de la vida diaria; y además, los pacientes cefalea en racimos
necesitan de más recursos sanitarios y tienen mayor absentismo laboral que la
población general. Por otra parte, la probabilidad de desarrollar un cuadro
depresivo es 3 veces mayor en pacientes con cefalea en racimos y aún mayor en
pacientes con formas crónicas, en fases activas y con problemas de sueño. Y en
torno al 33% de los pacientes con cefalea en racimos crónica y un 20% de los
pacientes con cefalea en racimos no controlada confiesa dificultades para socializar
o estrés a la hora de relacionarse con familia y amigos.
Aunque
existen diferentes tratamientos farmacológicos sintomáticos y preventivos de
eficacia demostrada, se estima que un 50% de los pacientes con cefalea en
racimos no recibe el tratamiento preventivo adecuado y que más de un 30% de los
pacientes no han tenido acceso al oxígeno como tratamiento de sus crisis. “La
oxigenoterapia debería ser una de las terapias de elección para el
tratamiento de las crisis de estos pacientes, dadas las
ventajas que aporta: bajo coste, disminución del consumo de fármacos
y ausencia de efectos secundarios. Aunque también hay ciertos fármacos como los
triptanes, que pueden ser muy útiles para el tratamiento sintomático”,
señala el Dr. Pablo Irimia. “Por otra parte también existen tratamientos
preventivos, que deben valorarse cuando los pacientes tienen más de dos ataques
diarios o periodos de remisión cortos. El tratamiento preventivo se debe
retirar progresivamente cuando el paciente lleve al menos 2 semanas libre de
síntomas (en las formas que no son crónicas) y reintroducirlo si el dolor
reaparece”.
Pero además
de los tratamientos también será necesario que los pacientes intenten llevar un
estilo de vida saludable. Especialmente evitar tóxicos (alcohol y tabaco) y
sustancias vasodilatadoras, intentar dormir correctamente y evitar las alturas,
ya que son aspectos que suelen favorecer o precipitar los ataques de dolor.
Aunque es
poco frecuente que los primeros síntomas de esta enfermedad se produzcan en la
infancia, en la adolescencia o en edades avanzadas, la cefalea en racimos puede
debutar en cualquier edad. En todo caso, la gran mayor parte de los casos se
inician cuando los pacientes rondan los 30 años de edad y es una enfermedad que
se da con mayor frecuencia en hombres.
Con motivo del
Día Internacional de la Cefalea en Racimos, la Asociación Cefaleas en Racimos y
Primarias España (CRAES) quiere dejar constancia de ciertas reivindicaciones,
tanto médicas como sociales, para minimizar el impacto que esta enfermedad:
necesidad de más neurólogos especialistas en cefaleas y de Unidades de
Cefaleas en todo el territorio nacional; uniformidad de tratamientos en todas
las comunidades autónomas y facilidad de acceso a los mismos; mejora de los
tiempos de derivación de los pacientes desde Atención Primaria a las Unidades de
Cefaleas para evitar diagnósticos y tratamientos inadecuados; e inclusión de la
cefalea en racimos en la lista de baremo de discapacidad.
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