En plena tercera ola, con los hospitales al límite de su capacidad y a punto de cumplirse el primer aniversario desde el confinamiento inicial, parece que poco ha avanzado la situación con respecto a lo que ocurría hace un año. De hecho, podría decirse que el escenario inicial se ha agravado. Y es que cada vez son más evidentes los efectos colaterales o directos tanto físicos como mentales de buena parte de la población. Según los datos del último estudio realizado por Top Doctors, el 66% de la población asegura sentir gran incertidumbre ante la situación actual, así como aburrimiento al no poder hacer planes ni siquiera a corto plazo. Y todavía hoy, un 11% afirma tener miedo y angustia frente al contagio. Y tan solo un 18% asegura haber logrado normalizar la situación.
Si a estas sensaciones le sumamos las diferentes afecciones
derivadas de los cambios de rutina y de vida, y que el cuidado de la salud se
ha visto relegado a un segundo plano, hasta el punto de que un 35% de la
población no ha mantenido sus chequeos, siendo el principal motivo no haberlo
considerado prioritario ante la situación pandémica (74%) seguido del miedo al
contagio o la pereza, la situación que se encuentran los expertos en las consultas
es límite. Por ello, los expertos de Top Doctors plataforma online para
encontrar y contactar con los mejores especialistas médicos de la sanidad
privada, hacen un análisis por las molestias y afecciones más comunes que se
han desarrollado o agravado a lo largo del primer año de pandemia.
La situación socioeconómica actual pone al descubierto y
agrava problemas psicológicos prepandémicos
Estrés, ansiedad, depresión, angustia y miedo, son algunos
de los problemas psicológicos que están llegando a las consultas de psicólogos
y psiquiatras como consecuencia del desgaste emocional y de la situación
cambiante que obligan a la población a ponerse a prueba continuamente. La
pérdida de rutinas, de planes, así como una mayor convivencia familiar o, por
el contrario, una mayor soledad, son las principales causas que han hecho
aflorar o que se agraven problemas psicológicos prepandémicos. “Es como si la
situación derivada de la COVID-19 hubiera puesto de manifiesto problemas
psicológicos existentes, pero largamente ignorados. Muchas personas con
tendencia a deprimirse antes de la pandemia ahora sufren verdaderas
depresiones. Muchos de los que antes se sentían frecuentemente ansiosos ahora
tienen ataques de ansiedad o pánico. Las formas de gestión emocional fracasadas
dan pie a conductas muy desorganizadas, caóticas, confusas o impulsivas”,
afirma Carolina Álvarez Sicilia, Psicóloga y Psicoanalista, miembro de Top
Doctors.
Este tipo de patologías, tienen consecuencias directas en el
comportamiento o en las rutinas individuales, y, por ejemplo, el sueño y la
calidad de este se ha visto alterado. De hecho, hasta 4 de cada 10 personas
encuestadas aseguran dormir mucho peor y con sueños alterados e inquietos ante
la falta de sosiego.
Los efectos psicológicos tienen repercusión directa en la
alimentación y el estado físico de las personas
El desgaste emocional que siente una buena parte de la
población tiene consecuencias directas en la forma de alimentarse y por lo
tanto en la salud física de las personas. De hecho, hasta un 30% de los
encuestados, asegura comer mucho peor que antes de la pandemia, y por lo tanto
haber engordado. Pero los datos de Mónica Herrero Martínez, especialista en
Nutrición y Dietética y miembro de Top Doctors, van más allá, y apuntan que la
mala alimentación, sumado a la falta de actividad física y a una mayor ingesta
de alcohol, ha hecho que el 50% de los ciudadanos que han acudido a su consulta
haya ganado entre 5-10 kilos de media a lo largo de este primer año, y, por lo
tanto, puedan padecer problemas de obesidad. “Esto tiene consecuencias directas
en la salud, ya que hasta un 30% de las personas ha aumento su colesterol o la
tensión arterial. Asimismo, entre un 60 y un 70% de los trastornos de la
alimentación, diagnosticados en años anteriores, ahora no pueden con la
situación y necesitan más ayuda”, afirma la nutricionista.
El 85% de los teletrabajadores han realizado consultas por
lumbalgia, cervicalgias y tendinitis
El teletrabajo y la inactividad, ha hecho que el 63% de la
población afirme sentir dolor de espalda o sensación de hombros y cuello
cargados a diario desde que comenzó el confinamiento. Las consultas por
lumbalgia, cervicalgias y tendinitis de hombro y codo, relacionadas con las
malas posturas y la falta de equipamiento crecen exponencialmente. De hecho,
hasta un 85% de las citas médicas están destinadas a tratar este tipo de
patologías, según los datos del doctor Félix López, traumatólogo y miembro de
Top Doctors.
Las personas de edad más avanzada se han visto afectados por
la pérdida de masa ósea y muscular, que, junto a la falta de sol que disminuye
los niveles de vitamina D, puede hacer que la osteoporosis avance a mayor
velocidad y, por lo tanto, este núcleo de población sea más vulnerables a
sufrir algún tipo de fractura ósea grave, como pueden ser fracturas de cadera.
“Los edemas óseos en pacientes jóvenes que inicialmente eran
sobrecargas musculares se han incrementado un 30%. Lo más importante del
ejercicio es la constancia. Hacer ejercicio moderado diario durante 60 minutos,
aunque sea en intervalos, es beneficioso. Hacer ejercicio intenso 2 veces en
semana durante 3 horas es perjudicial”, afirma Julia Valladares Bartolomé,
fisioterapeuta y miembro de Top Doctors.
La disminución de los chequeos oftalmológicos está provocando
un empeoramiento de la salud ocular
La salud ocular ha empeorado, y los expertos prevén que
tenga más repercusiones, ya que un retraso del diagnóstico o un mal seguimiento
puede tener consecuencias de pérdida de visión irreparables en el futuro. La disminución
de los chequeos oftalmológicos, sobre todo entre los mayores de 65 años, ha
hecho que el 60% de los encuestados aseguren ver peor, sentir la vista cansada,
así como tener los ojos más llorosos, y con cierto picor. “Lo que más está
aumentando en el último año en las consultas son los problemas de ojo seco, con
sensaciones de escozor, picor y enrojecimiento, cansancio ocular y visión
borrosa. Además, la miopía que ya era considerada como la epidemia de la
población infantil, ha aumentado por el mayor tiempo de uso de pantallas y por
realizar menos actividades al aire libre. La alta miopía es un factor de riesgo
de enfermedades oculares que pueden llevarnos a la baja visión e incluso a la
ceguera en la edad adulta por la degeneración macular, desprendimiento de
retina, glaucoma o catarata entre otros”, explican los oftalmólogos y miembros
de Top Doctors Daniel y Álvaro Villoria.
El 20% de las consultas dermatológicas son atribuibles a la
situación actual derivada de la COVID-19
Las afecciones dermatológicas derivadas directa o
indirectamente de la situación provocada por la COVID-19 han aumentado hasta en
un 20%. La aparición de eccemas, sabañones isquémicos, exantemáticas o
urticariformes está relacionada con padecer o haber padecido coronavirus, sobre
todo entre pacientes que han sido hospitalizados. “La caída masiva de cabello
pocos días después de pasar la enfermedad es otro de los problemas más comunes
en la consulta. Así como los daños colaterales por el uso de mascarilla y el
gel. Es probable que la enfermedad se quede de forma endémica entre nosotros
con lo cual es probable que sigamos viendo efectos cutáneos de la misma durante
largo tiempo”, asegura la Dra. Beatriz Castro Gutiérrez, dermatóloga y miembro
de Top Doctors.
En definitiva, cuidar de la alimentación, llevando a cabo
una actividad física rutinaria y constante, evitar la recepción de mensajes
negativos y recordar que se trata de algo temporal, dure más o menos, así como
realizar las consultas con los diferentes especialistas, a través de sistemas
de telemedicina o de modo presencial, es algo fundamental para poder mitigar
los efectos de la situación económica y social.
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