Desde
la antigüedad son conocidas las reacciones adversas producidas por alimentos,
pero no es hasta el S. XVI cuando encontramos en la literatura médica un cuadro
clínico de anafilaxia atribuida a la ingesta de huevo.
Las
intolerancias alimentarias son un conjunto de manifestaciones de reacciones
adversas en la fisiología de un individuo que se ve alterada y que le conduce a
un malestar específico o general. “En los últimos años, se han diagnosticado nuevos mecanismos por los cuales cualquier
alimento puede provocar una reacción inmunológica que produzca síntomas
crónicos. Es el caso de la histaminosis crónica”, señala el Dr. Oscar
Cáceres, director médico de la Unidad SHC Medical del Hospital Viamed Santa
Ángela de la Cruz de Sevilla.
Existen personas que desarrollan
sensibilidad a determinados alimentos o parte de los mismos. “Lo
más común –en palabras de este especialista- es que el paciente no se dé cuenta
de esa sensibilidad, ya que en este tipo de intolerancia alimentaria el
mecanismo de acción es tardío y no se pone de manifiesto el alimento que
provoca el síntoma”. De ahí que sea difícil el diagnóstico.
El proceso
es el siguiente: cada vez que comen ese alimento, el sistema inmunológico de
estas personas se activa al considerarlo como un enemigo. Cuando esa activación
inmunológica se convierte en crónica provoca la liberación de sustancias
inflamatorias y mediadores inmunológicos que luego van a provocar determinadas
alteraciones en los distintos órganos del cuerpo.
CUADROS CRÓNICOS
Por tanto, “es muy
frecuente encontrar que estos pacientes tienen migrañas o cefaleas, síntomas digestivos como el colon irritable, dolores musculares de origen desconocido o incluso pueden estar
diagnosticados de fibromialgia y un cansancio que les impide
desarrollar su vida cotidiana”, ha afirmado.
En
definitiva, existen intolerancias permanentes y otras que, si se diagnostican a
tiempo y después de realizar unos tratamientos adecuados, se pueden curar. “La mayoría de las intolerancias
alimentarias son potencialmente curables, incluso algunos pacientes con
intolerancia o alergia alimentaria permanente la pueden superar
realizando desensibilizaciones alimentarias. Tenemos que conseguir que los
pacientes superen sus problemas alimentarios y puedan comer con normalidad”.
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