Este domingo, 17 de octubre, es la fecha elegida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para conmemorar el Día Mundial del Dolor. Según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), en España, un 32% de la población adulta padece algún tipo de dolor y un 11% que lo padece de manera crónica, es decir, sufre al menos un cuadro de dolor que dura más de seis meses. Además, un 5% de la población adulta manifiesta dolor diariamente, con lo que esto implica: una grave afectación física y psicológica en el día a día y un gran impacto en la calidad de vida de quienes lo padecen.
“Existen
distintos tipos de dolor que tradicionalmente englobamos en tres grandes
grupos: el dolor nociceptivo, que es el causado por la activación de los
receptores del dolor en respuesta a un estímulo (por una lesión, inflamación,
infección, enfermedad,…); el dolor neuropático, como consecuencia de daño sobre
el propio sistema de comunicación del sistema nervioso y que se considera un
dolor patológico, ya que no tiene ninguna utilidad como mecanismo de alerta o
defensa; y finalmente, un dolor con condiciones mixtas de los dos”, explica el Dr. Alan
Luis Juárez-Belaúnde, Coordinador del Grupo de Estudio de Dolor Neuropático de
la Sociedad Española de Neurología (SEN).
Diversos
estudios realizados en España señalan además que alrededor del 30% de la
población refiere haber padecido dolor en las últimas 48 horas, más del 40% en
la última semana y casi un 80% en los últimos seis meses. Asimismo tanto su
prevalencia como su intensidad son mayores en mujeres y aumenta con la edad de
los pacientes.
“Estamos
pues ante un síntoma muy común, que supone el 50% de las visitas a atención
primaria y, puesto que el sistema neurológico es el punto de partida y final
del dolor, también de las consultas de Neurología. En Neurología, el dolor
reconocido como primera causa de visita a nuestras consultas externas es la
cefalea, aunque también se puede expresar en casi todas las patologías
neurológicas: neuropatías, trastornos desmielinizantes, enfermedad de
Parkinson, demencias, en algunos síndromes epilépticos, en enfermedades
cerebrovasculares, traumatismos cráneo-encefálicos, procesos tumorales,
encefalopatías, entre otros”, señala el Dr. Alan Luis Juárez. “Pero además se
estima que un 25% de las consultas por dolor en atención primaria pueden estar
relacionadas con pacientes que padecen dolor neuropático”.
Como se
señalaba antes, el dolor neuropático se produce por una disfunción del sistema
nervioso que hace que se interpreten como dolorosos ciertos estímulos que en
realidad no lo son. La SEN estima que hasta 3 millones de españoles pueden
padecer este tipo de dolor que, por sus características fisiopatológicas y por
la ausencia de respuesta de más del 50% de los pacientes al tratamiento
inicial, éste tiende frecuentemente a su cronificación: hasta un 77% de los
pacientes lo pueden sufrir durante más de 3 meses y el 65% presenta
sintomatología residual al año del inicio del dolor.
“El dolor
neuropático o mixto que además se cronifica, es el que suele involucrar un
mayor esfuerzo de atención por parte del especialista. A pesar de que en los
últimos años se ha llevado a cabo un gran avance en su tratamiento, en muchas
ocasiones, éstos o no son bien tolerados por el paciente, o se pierde la
adherencia terapéutica por distintos factores, o incluso el dolor se hace
refractario a cualquier tipo de tratamiento”, comenta el Dr. Alan Luis
Juárez.
Tanto por la
dificultad de tratamiento, como por su enorme complejidad fisiopatológica y por
la forma tan intensa en la que lo experimentan los pacientes, el dolor
neuropático se considera como uno de los peores dolores, con afectación en las
esferas física, psicológica y funcional en la vida diaria de la persona en un
85% de casos. Además, está descrito que alrededor de un 70% de las personas
afectadas por esta condición pueden llegar a presentar algún tipo de trastorno
en la esfera psiquiátrica, sobre todo del tipo ansioso-depresivo, alteraciones
en el ámbito del sueño, e incluso fatiga crónica.
Por otra
parte, debido al aumento de expectativa de vida en la población española, la
prevalencia del dolor crónico, en especial el neuropático crónico está viéndose
aumentado. La multimorbilidad está especialmente relacionada con este tipo de
dolor y alrededor del 88% de la población mayor tiene estas características:
con trastornos del rango anímico como depresión y ansiedad, obesidad, diabetes
mellitus, trastornos cardiovasculares y pulmonares, y cáncer, entre los más
habituales. Además, si bien en dolores de difícil manejo se necesita la
combinación de dos o más líneas de tratamiento específicos, con un alivio solo
en el 50% de casos, el sufrir varias comorbilidades dificulta o impide la
adecuada acción de éstos al incrementarse los efectos adversos.
Además, la
pandemia actual, ha empeorado mucho más el panorama en esta área: son muchos
los pacientes con algún tipo de dolor especial, con riesgo de cronificar, que
no han sido correctamente atendidos. Por lo que se estima que en los próximos
estudios se observará un aumento de la cronificación y prevalencia del dolor.
La Sociedad Española del Dolor, hace unos meses, señalaba que la situación de
confinamiento del año pasado ha generado que el 59,4% de las personas que viven
con dolor crónico en España hayan presentado un empeoramiento de su condición.
“Aunque aún
estamos aprendiendo sobre las consecuencias de la pandemia en este área, parece
ser que el COVID-19 ha generado, al igual que otras secuelas neurológicas más
conocidas, afectación de dolor neuropático. Estimamos una quizá
infradiagnosticada presentación de este tipo de dolor en el 2,3% de etapas
subagudas de la enfermedad y una representativa evidencia de presentación del
dolor neuropático, igualmente, en los estados reconocidos como post-COVID y COVID
persistente, en la actualidad. Esto es algo que estamos estudiado desde nuestro
Grupo de Estudio con el Grupo de Trabajo de Dolor Neuropático de la Sociedad
Española del Dolor”, destaca el Dr. Alan Luis Juárez.
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