“Prevenir la obesidad previene el cáncer” es el
lema que abandera este año el Día de la Lucha contra la Obesidad en España.
Organizada por la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO), la
Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) y la Sociedad Española
de Oncología Médica (SEOM), la efeméride coincide con una extensa revisión
científica que vincula de forma directa dos problemas de salud pública de elevadas
proporciones: el sobrepeso y/u obesidad y el cáncer.
Peligrosa estadística
Los números hablan por sí solos y los especialistas
dan la voz de alarma. El exceso de peso está implicado entre el 15 y el 20% de
las muertes por cáncer; el 30% de las muertes por cáncer se podría evitar con
hábitos de vida saludables; el 4% de los hombres y el 7% de las mujeres deben
su cáncer a la obesidad; el riesgo de padecer cáncer por sobrepeso se
incrementa cuatro o cinco veces dentro de los más de 215.000 casos oncológicos
que se detectan en España cada año. Los efectos de la comorbilidad son
manifiestos y urge poner freno a la epidemia del siglo XXI porque, según las
sociedades científicas implicadas, “en una década su influencia será superior a
los efectos del tabaco”.
Obesidad, interruptor o acelerador
del cáncer
La obesidad es una enfermedad crónica y de
tendencia epidémica en el mundo occidental. En España el 22,9% de la población
adulta es obesa siguiendo el indicador del índice de masa corporal (IMC), porcentaje
que aumenta hasta el 36% si utilizamos el perímetro de la cintura para
definirla. Es decir, uno de cada 3 o 4 españoles es obeso.
La obesidad es la segunda causa prevenible de desarrollo de cáncer tras el
consumo de tabaco. Además, el exceso de peso en el momento del diagnóstico
se ha relacionado también con un peor pronóstico. Por ejemplo, en el cáncer de mama diagnosticado antes de la
menopausia, las mujeres obesas presentan un incremento de la mortalidad del 75%
en comparación con las mujeres con un peso normal en el momento del diagnóstico.
Y en los hombres, la obesidad puede ser un factor de riesgo asociado a un tipo
de cáncer de próstata más agresivo,
y con mayor probabilidad de tener una enfermedad más extendida en el momento
del diagnóstico. “Los datos disponibles
apuntan a que la obesidad es un factor de peor pronóstico también en otros
tipos de neoplasias, e incluso que cuando una persona ha superado con éxito una
primera enfermedad neoplásica, al ser obesa, tiene mayor número de probabilidades
no sólo de recidivar, sino también de desarrollar un segundo proceso
neoformativo en una localización distinta a la primera”, apunta el Dr.
Pedro Pérez Segura, coordinador del Grupo de Trabajo SEOM de Prevención y
Diagnóstico Precoz.
Existen diversos estudios
que demuestran como la pérdida de peso en los supervivientes de un proceso
neoplásico, a través de la reducción de la ingesta calórica, de la mejoría de
sus hábitos dietéticos y del incremento de la actividad física, consigue
numerosos beneficios entre los que se encuentran una mejor calidad de vida, una
mayor capacidad física, la menor incidencia de comorbilidades como la diabetes
o la enfermedad coronaria y, lo más importante, un cambio favorable en los factores biológicos
relacionados con el riesgo y el pronóstico de cáncer.
Acuerdo de colaboración
SEEDO y SEOM han suscrito un
acuerdo de colaboración para desarrollar conjuntamente el proyecto OBEyCAN, que entre otras iniciativas
está trabajando en un documento conjunto sobre la importancia de la obesidad
como factor de riesgo en el cáncer y las particularidades de la obesidad en el
paciente oncológico.
A este respecto, la Dra.
Pilar Garrido, presidenta de la Sociedad Española de Oncología Médica, ha
destacado la importancia de la colaboración que se está desarrollando
conjuntamente con la SEEN y con la SEEDO. “Los
especialistas sabemos que cada vez va a haber más personas con cáncer debido a
nuestra mayor esperanza de vida y a nuestros hábitos de salud; por eso uno de
los grandes retos que tenemos las sociedades científicas es contribuir a
modificar hábitos de vida, incluyendo prevenir y evitar la obesidad, que tanta
influencia tienen en el cáncer y que, sin embargo, es poco conocido por la
población. Por tanto la concienciación es fundamental.”
Nutrición ‘mediterránea’ como prevención
A juicio de los
especialistas de la SEEDO y SEOM “aún queda mucho por investigar en la relación entre
dieta y cáncer, pero es un hecho probado que determinados nutrientes funcionan
de escudo protector contra numerosas enfermedades oncológicas y otros, sin
embargo, favorecen su desarrollo o dificultan su tratamiento”.
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