Líderes mundiales,
responsables políticos, profesionales y académicos han instado hoy a los países
de todo el mundo a hacer un mayor esfuerzo para ayudar a los 350 millones de
personas que sufren depresión. Los participantes en la cumbre “La crisis global de la depresión: la baja del siglo XXI?”, entre los que destacan Kofi Annan, anterior Secretario
General de la ONU, Nick Hækkerup, Ministro de Sanidad de Dinamarca y Beatrice
Lorenzin, Ministra de Sanidad de Italia, han señalado la necesidad de que los
sistemas sanitarios, empresas y opinión pública aúnen esfuerzos para luchar
contra la depresión.
Kofi Annan ha dicho
que la “depresión tiene muchos impactos y dimensiones. El peligro es que esto
puede hacer que sea más difícil dar forma a una respuesta coherente y eficaz.
Tenemos que construir las alianzas más amplias posibles y utilizar los recursos
eficaces para superar estos desafíos. No subestimo la magnitud del reto, pero
he visto cómo el progreso es posible en la mayoría de las circunstancias.
Tenemos el conocimiento para hacer frente a la depresión, ahora tenemos que
encontrar la voluntad y los recursos para utilizar este conocimiento para
transformar las vidas de cientos de millones de personas".
“Mantengo la
esperanza de que la reunión de hoy haya ayudado a comprender mejor el
importante impacto de la depresión y sus efectos sobre la sociedad y la economía.
Hemos examinado las medidas que están tomando los gobiernos y las empresas para
abordar el impacto de la depresión y cuales son las mejores vías para tratar
este problema”, ha comentado el Profesor David Haslam, Director del Instituto Nacional
para la Salud y la Excelencia Asistencial. “Sin embargo, queda mucho por hacer.
Es el momento de contemplar un futuro que mejore la calidad de vida de los
pacientes que sufren depresión y minimice el impacto económico de esta
enfermedad.”
En la actualidad, la
depresión es la principal causa de discapacidad en todo el mundo. En
Europa, representa más del 7% de la mortalidad prematura y supone
unos costes anuales para los gobiernos europeos de más de 92.000 millones de EUR.
Se estima que más de
una cuarta parte de los ciudadanos en edad laboral han padecido alguna
enfermedad mental, incluida la depresión, lo que pone una enorme
presión sobre la productividad económica y el bienestar de la sociedad. Los
costes personales y sociales también son significativos e incluyen mayores
costes de atención sanitaria para las personas y las empresas, mayor carga para
los cuidadores familiares y graves complicaciones para los propios pacientes.
"La depresión
puede ser una enfermedad devastadora y estoy decidido a asegurar que cualquier
persona afectada reciba el apoyo que necesita. Estamos progresando. Inglaterra
es un líder mundial en la mejora del acceso a terapias de conversación, tenemos
un innovador plan para transformar el cuidado de la salud mental y he desafiado
a cada compañía del FTSE 100 para luchar contra la discriminación mediante la
firma de Hora de Cambiar", ha
dicho
Norman Lamb MP,
Ministro de Asuntos Sociales del Reino Unido. "Pero todavía hay trabajo
que hacer para el gobierno y muchos otros. El servicio de salud;
investigadores; escuelas; y, no menos importante, los empleadores, que tienen
un papel vital en asegurarse de que cualquier persona con depresión consiga el
apoyo que se merece".
“La OCDE ha indicado
que las enfermedades mentales, como la depresión, cuestan a los países miembros
hasta un 4% del PIB, que pueden doblar o triplicar la probabilidad de
desempleo, incrementar las tasas de abandono escolar e impedir el tratamiento
de problemas de salud física. Es necesario tomar medidas para implementar
tratamientos e intervenciones eficaces”, ha comentado Francesca Colombo, Directora
de la División de Salud de la OCDE. “A pesar de la importancia del reconocimiento
de la depresión por parte de tantos sectores interesados, los debates actuales
muestran lo mucho que aún queda por hacer. Es imperativo que las partes interesadas
trabajen conjuntamente para elevar la importancia de la gestión y el tratamiento
de la depresión como un grave problema de salud pública y para asegurar el
compromiso de todas ellas con el fin de garantizar la mejora de los resultados
globales.
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