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de cada 100.000 niños en España desarrollan cada año una encefalitis,
principalmente antes del primer año de vida.
- En los últimos años, y de forma
alarmante, se ha producido un repunte de casos de enfermedades que pueden
causar encefalitis en niños no vacunados.
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Niños,
ancianos y personas con el sistema inmunitario debilitado son más propensos a
padecer esta enfermedad y suelen presentar los casos más graves.
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Las
encefalitis graves presentan una alta mortalidad sin tratamiento y pueden dejar
importantes secuelas neurológicas en los supervivientes.
Mañana, 22 de febrero es el Día Mundial de la
Encefalitis una enfermedad que conlleva una inflamación del sistema nervioso
central, fundamentalmente del cerebro (encefalitis) pero también puede afectar
por proximidad a las meninges (meningoencefalitis) y a la médula espinal
(encefalomielitis). Aunque sus causas son variadas, la más frecuente, continúan
siendo los virus.
Aunque es
una enfermedad poco frecuente -la Sociedad Española de Neurología (SEN) estima
que cada año se diagnostican en España unos 600 casos (0.5-7 casos/100.000
habitantes/año)- anualmente se producen muchos más casos que no se llegan a
diagnosticar, porque los pacientes presentan síntomas atípicos, o no se
identifica el agente causante, y se considera por tanto una entidad
infradeclarada.
“Un alto
porcentaje de los casos de encefalitis evolucionan favorablemente con el
tratamiento adecuado. Los pacientes presentan síntomas como fiebre, dolor de
cabeza, náuseas y vómitos, junto con otros síntomas de disfunción del sistema
nervioso, y se suelen recuperar en pocas semanas, sin complicaciones a largo
plazo. Sin embargo, los casos graves conllevan un alto riesgo de mortalidad y
secuelas altamente discapacitantes como desarrollo de epilepsia, déficits
motores, síntomas cognitivos, trastornos en el comportamiento y trastornos del
aprendizaje, con especial importancia en el desarrollo de los niños afectados.
La identificación temprana de esta enfermedad, así como de las causas de la
misma, resulta clave tanto para disminuir el riesgo vital, como para prevenir
complicaciones”, señala el Dr. Santiago Trillo Senín, Coordinador
del Grupo de Estudio de Neurología Crítica e Intensivista de la Sociedad
Española de Neurología.
Existen
muchos microorganismos capaces de producir encefalitis pero los virus son los
más frecuentes, por encima de las bacterias y otros agentes. Los casos más
habituales son los producidos por la familia de los virus herpes (herpes
simple, virus de la varicela-zoster, citomegalovirus, etc), los enterovirus y
virus trasmitidos por animales (como mosquitos, garrapatas, animales con rabia,
etc.). Los virus del sarampión, las paperas o la rubeola también pueden causar
encefalitis muy graves en las personas no vacunadas. Existen también
encefalitis inmunomediadas, es decir, producidas por alteraciones en el sistema
inmunológico del propio paciente, que requieren tratamientos distintos a las
encefalitis infecciosas y vigilancia neurológica especializada.
“Los
signos y síntomas son la base para que sospechemos el diagnóstico y podamos
realizar los análisis oportunos. En los casos de disfunción neurológica grave,
como bajo nivel de conciencia, cuanto antes administremos el tratamiento mejor
será su evolución, por eso es de vital importancia mantener un elevado nivel de
sospecha en los médicos, así como promocionar la investigación de esta
enfermedad y favorecer la generalización y el acceso rápido a los medios tanto
diagnósticos como terapéuticos. En los casos graves es preciso un manejo
multidisciplinar en unidades de neurocríticos, con experiencia en estos casos,
para así mejorar el pronóstico de la enfermedad”, explica el Dr. Santiago
Trillo.
Fiebre alta,
alteraciones del comportamiento, déficits motores, convulsiones, alteración del
nivel de conciencia, alucinaciones, somnolencia, dolor de cabeza intenso o
pérdida del conocimiento, son síntomas de emergencia de una encefalitis. En
bebes, es especialmente importante prestar atención también a síntomas como
vómitos, rigidez corporal, presentar la fontanela tensa o saliente y/o llanto
constante e hipoactividad.
Y es que,
aunque depende del agente que haya causado la encefalitis, así como de la
región que se haya visto afectada y de su intensidad y su extensión, una encefalitis
grave no tratada de forma precoz puede resultar mortal o dejar secuelas
permanentes.
“Afortunadamente,
la incidencia de esta enfermedad por algunos virus ha disminuido gracias a la
vacunación infantil sistemática frente a sarampión, rubéola, parotiditis,
polio, así como frente a otros agentes que causan encefalitis. Sin embargo, en
los últimos años, y de forma alarmante, se ha producido un repunte de casos de
enfermedades en niños no vacunados. Un aumento de casos, por ejemplo de
sarampión, podría llevar a un aumento en el número de encefalitis graves por
este virus, con consecuencias fatales. Debido a ello es primordial vacunar a
nuestros niños, para protegerlos tanto a ellos, como a otros que no pueden ser
vacunados. Todo ello, unido al mejor control sanitario y el desarrollo de
nuevas vacunas y antivirales podría favorecer un futuro en el que disminuya
esta enfermedad tan grave”, destaca el Dr. Santiago Trillo.
Evitar
ingerir agua y alimentos en mal estado, protegerse ante picaduras de insectos,
especialmente en climas tropicales, o mordeduras de animales portadores,
vacunarse de forma debida cuándo vamos a realizar viajes, vacunar a animales
domésticos y especialmente vacunar a nuestros hijos, son y seguirán siendo los
métodos más efectivos para prevenir las consecuencias catastróficas de una
encefalitis.
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