“El
control de unos adecuados niveles plasmáticos de vitamina D se ha relacionado,
en muchos estudios clínicos, con reducción significativa del riesgo de fractura
osteoporótica en la mujer”. Esta es una de las principales conclusiones que la doctora Carmen
Pingarrón Santofimia, jefe de Servicio de Ginecología y Oncoginecología del
Hospital Quironsalud San José, ha expuesto a lo largo de su
ponencia ‘Hormona
D: importancia en la salud de la mujer’, en el marco de la XIX Edición de SAMEM,
el Encuentro Nacional de Salud y Medicina de la Mujer,
celebrado en Madrid.
En
algunos estudios, el riesgo de sufrir una fractura relacionada con osteoporosis
para una mujer de 50 años en el tiempo que le resta de vida, se estima próximo
al 50%. Tomar medidas que mejoren el estilo de vida, así como tratamientos
precisos de forma individualizada, pueden disminuir aún más este riesgo. En
este sentido, es importante mantener en la mujer niveles adecuados de 25-OH-D
(entre 30 y 65 ng/ml), niveles que están directamente relacionados con la
disminución del riesgo de fracturas. Estas influyen, en gran medida, en la
calidad de vida y suponen un riesgo real de fallecimiento, ya que, en España,
la mortalidad entre las mujeres que se fracturan la cadera oscila entre el 14%
y el 36%.
Además,
durante la menopausia, el déficit de vitamina D se asocia también con déficit
de función muscular, lo que puede aumentar la tasa de caídas y fracturas. En
mujeres postmenopáusicas la prevalencia de deficiencia de vitamina D es
superior al 60%, alcanzando hasta el 84% si consideramos los niveles de
insuficiencia.
A la hora de hablar de los tratamientos disponibles para
paliar la insuficiencia de vitamina D en el organismo, surgen distintas
opiniones en relación a la cantidad diaria que se debe administrar y en qué
forma activa. “En general me parece muy eficaz el uso del calcifediol y su
presentación en cápsulas blandas. De esta manera se aumenta la adherencia al
tratamiento por su comodidad. Además, son fáciles de llevar y la posología está
bastante bien establecida en función del grado de déficit”, subraya la jefe
de Servicio de Ginecología y Oncoginecología del Hospital Quironsalud San José.
Organizada
por el Centro Médico Instituto Palacios, SAMEM es una reunión científica
multidisciplinar que se ha convertido en los últimos años en el foro científico
de referencia sobre la salud de la mujer en España y que tiene el propósito de
dar a conocer todas las novedades y actualizaciones que se produzcan en materia
de diagnóstico, tratamiento y conceptos, al tiempo que pretende aunar los
criterios de las diferentes sociedades científicas y analizar los protocolos en
el campo de la salud femenina.
La importancia de la
vitamina D en todas las etapas de la vida de la mujer
En
palabras de la doctora Pingarrón,
“existen numerosos estudios que demuestran la importancia de mantener niveles
óptimos de vitamina D en todas las etapas de la vida de la mujer, desde la
infancia y la adolescencia, pasando por la edad fértil, el embarazo y la
menopausia”.
Según
la especialista, en cada una de estas etapas, el déficit de vitamina D afecta
de manera distinta. Durante la infancia, el déficit puede provocar raquitismo y
osteomalacia; mientras que en la adolescencia se necesitan niveles adecuados
para tener un correcto reparto de la grasa corporal y mantener niveles
correctos de ferritina. Durante la edad fértil de la mujer, su déficit puede
conllevar alteraciones metabólicas, como puede ser el síndrome de ovario
poliquístico (SOP). En mujeres que se encuentran en procesos de fertilidad, sus
niveles de vitamina D se relacionan con la calidad de los ovocitos y con la
receptividad endometrial para la implantación. En el embarazo, el déficit en la
madre se asocia con patologías como la diabetes gestacional, la preeclamsia o
la anemia. En bebés neonatos se vincula a pesos más bajos al nacer y tallas más
cortas, aunque se necesitan más estudios clínicos que avalen con mayor
evidencia todas estas funciones en la mujer.
La
vitamina D, no tanto una vitamina sino más bien una hormona
Está generalizado el uso del término “vitamina D”, cuando
en realidad nos estamos refiriendo a una hormona. En este sentido, la Dra.
Pingarrón, señala que “la vitamina D se considera,
a día de hoy, una hormona, puesto que se han visto receptores no solo en el
hueso, sino también en numerosos órganos como el páncreas, los riñones, el
sistema cardiovascular y el sistema inmune, interviniendo en la transcripción
de más de 200 genes”.
La vitamina D no es un componente esencial de la dieta, y
es perfectamente posible, en la mayoría de los lugares, obtenerla a través de
la exposición al sol, ya que se sintetiza en la piel por la influencia de los
rayos ultravioleta solares. Pero, para ser funcional, precisa de una
hidroxilación en el hígado, donde se convierte en 25-OH-D. Posteriormente, se
produce otra hidroxilación en el riñón, convirtiéndose en
1,25-dihidroxi-vitamina D3 (1,25(OH)2D) o calcitriol, la verdadera
hormona D, con acciones fisiológicas en los individuos de todas las edades.
El
profesional sanitario, figura central para atajar la hipovitaminosis D
Aunque España es uno de los países con más horas de sol de
toda Europa, los niveles plasmáticos de vitamina D de su población,
son similares a los de Europa Central o Escandinavia. Concretamente, en nuestro
país más de la mitad de la población general tiene déficit de vitamina D.
Además, un 84% de la población joven y sana –en torno a los 26 años – tiene
insuficiencia de vitamina D, cifra que alcanza al 87% en el caso de las
personas mayores de 64 años. Es por ello que la figura del especialista es
fundamental para tomar medidas que faciliten la reposición de los niveles
plasmáticos de vitamina D.
En la actualidad, la determinación de vitamina D no está
incluida de forma regular en los análisis de rutina entre los médicos de
Atención Primaria, por lo que esta prueba generalmente solo se recomienda en
determinadas situaciones de riesgo o patologías, como en insuficiencias renal o
hepática, durante la administración de corticoides o en algunos tratamientos para
el cáncer de mama.
“Los niveles plasmáticos de 25-OH-D están disminuidos, no
solo en grupos de riesgo, sino en la gran mayoría de la población general, por
lo que sería importante hacer determinaciones en sectores más amplios de la
población. En este sentido, cada profesional tiene que adaptarse a las
posibilidades del medio donde trabaja”, comenta la Dra.
Pingarrón.
HIDROFEROL
0,266 mg, único tratamiento del déficit de vitamina D en cápsulas blandas
Hidroferol
(Calcifediol, 25-hidroxicolecalciferol, 25-OH-D), de FAES FARMA, en su reciente
y cómoda presentación en cápsulas blandas, es un eficaz tratamiento de
prescripción que corrige la deficiencia de vitamina D. Cada cápsula de
Hidroferol contiene 0,266 mg de calcifediol, equivalentes a 16.000 UI. Esta
moderna presentación permite al especialista ajustar con precisión la posología
(semanal, quincenal, mensual, etc.) dependiendo del nivel de deficiencia del
paciente, de sus características físicas, de su edad y de su estado de salud
general.
En estudios clínicos
diversos en los que valora la eficacia para normalizar los niveles plasmáticos
de 25-OH-D en pacientes con déficit de vitamina D, calcifediol ha demostrado
ser entre 3 y 6 veces más eficaz y potente que otros medicamentos que contienen
colecalciferol.
Hidroferol
es un medicamento de prescripción médica cubierto por el Sistema Nacional de
Salud, que, además de la presentación en cápsulas blandas, tiene ampollas y
solución oral.
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