La preservación de la fertilidad ha
supuesto un gran avance para la medicina reproductiva. Así, pacientes
diagnosticadas de cáncer que deben someterse a un tratamiento de quimio o
radioterapia que pueda dañar su fertilidad, o bien aquellas mujeres que
sientan lejano aún el tic tac de su reloj biológico y no quieran
renunciar por ello a ser madres en un futuro con sus propios gametos,
tienen un seguro de fertilidad llamado vitrificación.
Recientemente, la prestigiosa revista Human Reproduction,
publicó un estudio liderado por la doctora Ana Cobo, directora de Unidad
de Criobiología de IVI, titulado “Elective and onco-fertility
preservation: factors related to IVF outcomes”, en el que también
participaron los doctores José Remohí, Antonio Pellicer, y Juan Antonio
García-Velasco. En él, se da respuesta a las principales inquietudes de
las mujeres respecto a la preservación de la fertilidad y se ofrecen
interesantes estadísticas acerca de la tasa de embarazo que puede
alcanzar una paciente que vitrifique sus óvulos, en función de su edad y
el número de ovocitos que vitrifique.
“Un dato muy llamativo es que mientras
que las mujeres menores de 35 años que preservaron su fertilidad por
motivos sociales alcanzaron una tasa de éxito del 94% al obtener 24
ovocitos a vitrificar, aquellas que superaban los 35, con una cantidad
similar de ovocitos, apenas llegaban al 50% de probabilidad de embarazo a
término. De ahí la importancia de preservar la fertilidad antes de los 35
años, algo en lo que incidimos siempre desde IVI, conocedores del efecto
de la edad en la calidad ovocitaria”, explica la Dra. Cobo.
En el grupo de pacientes que vitrificaron
por motivos oncológicos no se observa la misma tendencia, debido en gran
medida al menor tamaño de la muestra de pacientes que regresaron para
hacer uso de sus óvulos vitrificados (ver gráfico abajo).
El principal marcador de calidad
ovocitaria es la edad de la paciente, por lo que este estudio presenta
una guía clara de asesoramiento acerca de las posibilidades de tener un
bebé en función de estos dos parámetros medibles y ayuda a perfilar una
realidad estadística de gran interés para avanzar en el campo de la
prevención de la infertilidad.
El estudio es una muestra de la realidad
social, que evidencia cómo el grupo mayoritario de pacientes que se
plantean preservar su fertilidad por motivos sociales sigue situándose
por encima de los 35 años. De hecho, este último grupo aglutina a más del
70% de las mujeres que preservaron su fertilidad por motivos sociales en
IVI, y el 15% superaban los 40 años. Esta tendencia se invierte en el
caso de los ciclos de onco-fertilidad, donde el 70% de las mujeres eran
menores de 35 años.
“Se trata de un estudio
retrospectivo integrado en un 83,5% por mujeres que optaron por una
preservación electiva de la fertilidad y un 16,5% que lo hicieron por
motivos oncológicos (principalmente cáncer de mama). De estas pacientes,
aproximadamente 700 han regresado para intentar ser madres, dando lugar
al nacimiento de 162 bebés fruto de la preservación por motivos sociales
y 25 bebés llegados al mundo tras superar sus madres un cáncer”, explica
la Dra. Cobo.
IVI ha sido pionero en
España en la vitrificación de ovocitos y, por ende, cuenta con el mayor
número de pacientes y resultados hasta la fecha. Esto ha permitido que la
muestra de este estudio, formada por 6.332 mujeres, sea la más amplia
publicada hasta el momento en trabajos referidos a datos de uso, eficacia
y pronóstico de esta técnica de conservación de gametos.
Además, el trabajo
muestra una clara evolución de la técnica cuando se realiza por motivos
sociales, que en poco más de 10 años ha aumentado en un 18%, pasando a
suponer de un 2% a un 22% del total de tratamientos realizados en IVI
(periodo estudiado: 2007-2017).
“Aunque las tasas de retorno siguen
siendo bajas, con cerca de un 15% en la preservación social y aproximadamente
10% en la oncológica, lo cierto es que esta técnica ha experimentado un
crecimiento exponencial en los últimos años y prevemos que siga la misma
tendencia en los años venideros, lo cual exige un estudio detallado y en
profundidad de sus implicaciones, no sólo médicas, sino también
sociales”, concluye la Dra. Cobo.
|
No comments:
Post a Comment