En el marco del tercer Congreso Nacional
de Dolor y Cáncer organizado por la Sociedad Española de Oncología
Radioterápica (SEOR) y Clínica (SEOC), con el apoyo de la Asociación Andaluza
del Tratamiento del Dolor y Asistencia Continuada, Grünenthal Pharma ha
organizado una mesa redonda sobre el manejo de fármacos opioides para tratar el
dolor en pacientes oncológicos.
Se
calcula que entre el 24-60% de estos pacientes presentan dolor durante el
tratamiento, aunque el 50% refieren que no se prioriza la calidad
de vida en sus planes de control de la patología. Durante esta
sesión, el Dr. Jorge Contreras Martínez, oncólogo radioterápico del Hospital
Regional Universitario Carlos Haya de Málaga y vicepresidente de SEOR, ha
destacado que la analgesia basada en opioides consigue una reducción
significativa del impacto del dolor moderado a intenso en la calidad de vida de
los pacientes, disminuyendo la intensidad del mismo. Para ello, se deben
adecuar las distintas opciones farmacológicas a las circunstancias médicas.
Desde
el punto de vista clínico, comprender la complejidad de la farmacología de los
opioides ayuda a diseñar estrategias de tratamiento para el dolor más eficaces
y seguras.
Según
el doctor Contreras, “los mecanismos de acción son múltiples y diferentes en
función de la molécula opioide que se emplee, desde aquellos con bloqueo de
receptores específicos, pasando por los nuevos fármacos con un mecanismo de
actuación dual”.
En
este sentido, el vicepresidente de SEOR ha aclarado que “existen diversas
situaciones clínicas en las que, debido a las características del dolor, se
tiene que utilizar una combinación de opioides, a veces, incluso del mismo
grupo farmacológico con diferentes formas de liberación. Un ejemplo de ello son
los fármacos de liberación retardada para el dolor crónico y el de liberación
inmediata para el dolor irruptivo”.
La
rotación de opioides exige una evaluación rigurosa del paciente respecto al
tipo de dolor, los efectos adversos existentes, comorbilidades y tratamientos
concomitantes, así como de una estrecha motorización, donde se
valore tanto la eficacia analgésica como la presencia de efectos adversos. El objetivo reside en reducir las consecuencias de
estos fármacos, al ser necesarias dosis menores para alcanzar el efecto
analgésico requerido.
El desconocimiento sobre opioides dificulta el tratamiento
En la
actualidad, existe una necesidad de continuar apoyando la formación sobre el
uso de opioides y sus diferentes características farmacológicas en el tratamiento
del dolor oncológico.
Uno de
los mitos más extendidos en el ámbito oncológico defiende que los opioides
deben reservarse para estadios finales de la enfermedad a fin de evitar efectos
adversos, cuando se ha demostrado que es el tipo y la intensidad del dolor, no
el pronóstico del paciente, lo que debe condicionar su uso.
Respecto
a la creencia de que los opioides generan adicción, el especialista ha
resaltado que “es un asunto que preocupa a los profesionales que emplean
opioides para tratar el dolor oncológico”. También ha aclarado que “en España
es bastante improbable que se repita la situación que se da en países
anglosajones como Estados Unidos, ya que nuestro Sistema Nacional de Salud
(SNS) es diferente. En nuestro país existen unos controles y protocolos sobre
los medicamentos, tanto en la indicación como en su posterior retirada, que
establecen distintas barreras para impedir que se produzcan abusos”.
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