Expertos en el trabajo con datos y su aplicación para la ciencia y
salud han reflexionado este sábado, 22 de octubre, a lo largo de la última
jornada del XVII Congreso Nacional de Informadores de la Salud (ANIS)
que se ha celebrado en la Universidad de Deusto sobre la importancia de
esta disciplina para prevenir posibles amenazas. Los especialistas han
destacado sus ventajas y han advertido sobre algunas limitaciones. Acerca
de sus aplicaciones, tal y como ha destacado Felipe Colón, líder tecnológico de
la Fundación Wellcome y colaborador de la Agencia de Seguridad Sanitaria del
Reino Unido en el uso de herramientas digitales para la vigilancia
epidemiológica, “la pandemia ha demostrado que el manejo efectivo de datos en
el ámbito de la salud salva vidas”.
Nerea Luis, doctora en Ciencias de la Computación y
miembro del comité científico de la ANIS, ha moderado la mesa redonda que
contado con la participación de Ana López-Casero, miembro del Consejo
General de Colegios de Farmacéuticos y especialista en Farmacia Comunitaria; Antoni
Baena, doctor en Psicología y director del Máster de Salud Digital de la
Universitat Oberta de Catalunya (UOC); Miguel Vázquez, doctor en
Bioinformática y líder de la Unidad de Informática Genómica en el Centro
Nacional de Supercomputación en Barcelona; y el ya mencionado Felipe Colón.
Papel clave
“La COVID-19 expuso las importantes
limitaciones en la capacidad colectiva para usar y desarrollar datos u
herramientas digitales para responder a pandemias y epidemias de manera
efectiva, pero, a su vez, también demostró que juegan un papel clave”, ha
explicado Colón. Sin embargo, el especialista ha añadido que, en el ámbito de
la salud pública, “todavía hay barreras importantes a la hora de generar y
mantener este tipo de información”.
En este punto, Colón ha destacado que “es
necesario invertir más en el desarrollo y manutención de datos, herramientas y
talento para la prevención y control de enfermedades infecciosas a través
de mecanismos que fomenten la colaboración y las trayectorias profesionales
competitivas”.
Importancia de la roboética
Por su parte, Antoni Baena ha
destacado en su intervención el papel clave de la ‘roboética’ a la hora de
prevenir alguno de los riesgos que presentan estos avances tecnológicos.
“La idea que subyacía en el desarrollo de la IA interactiva es doble. Por un
lado, se esperaba una mayor eficiencia en el uso de recursos, abaratar costes y
un mayor acceso a intervenciones sanitarias eficaces. Por otro, se esperaba que
el uso de software para el análisis de datos y toma de decisiones fuera más
justo, al alejarse de los sentimientos y sesgo humano, reduciendo errores y
mejorando la calidad. Sin embargo, no solo no ha mejorado, sino que en muchos
casos es más dañino y difícil de detectar y corregir”, ha explicado Baena.
Para el especialista de la UOC, “el
problema no es el uso de esta tecnología, que puede ser realmente útil, sino su
aplicación en el campo de la salud sin prestar atención a sus posibles efectos
antes de que aparezcan. En otras palabras, sin seguir un modelo de
construcción ético lo más robusto, trasparente y revisable posible que supere
la actual caja negra (black box) de la mayoría de algoritmos”.
“La solución más allá de aumentar
datos y variables pasa por responsabilizar. Formar y obligar a los diseñadores
a adquirir competencias en ética digital, puesto que los principales frenos a
las posibles amenazas se encuentran en las propias empresas desarrolladoras
que prefieren la velocidad a la fiabilidad. Esto no es un problema cuando el
algoritmo decide qué música vas a escuchar, pero sí lo es cuando determina si estás
o no enfermo”, ha sentenciado Baena.
Proyecto pionero
Para aprovechar el potencial de los datos
sanitarios aplicando Inteligencia Artificial con el fin de acelerar la
investigación clínica y sanitaria en España, en el marco del proyecto
TARTAGLIA, se desarrollará la primera red federada de datos de salud. El
proyecto lo desarrolla un consorcio público privado liderado por una empresa
española, GMV, en el que el Centro Nacional de Supercomputación (BSC) desempeña
un papel esencial como uno de los únicos seis socios
que albergan la infraestructura de supercomputación distribuida en Europa.
“Uno de los grandes retos que presenta
el trabajo con datos sanitarios es su naturaleza confidencial especialmente
delicada. Para solventar esta problemática, nuestro proyecto se sustenta
en una base de datos federada. Es decir, un espacio donde la información se
distribuye en diferentes sitios y solo se pueden recuperar y explotar de forma
adecuada mediante una IA concreta”, explica Vázquez.
Con la red federada, garantizando la
privacidad de los datos, se investigará en los siguientes ámbitos: la detección
temprana del Alzhéimer a partir del lenguaje espontáneo; la adquisición de
imagen diagnóstica de ultrasonidos guiada por IA; el diagnóstico precoz del
cáncer de próstata; la predicción de enfermedades cardiometabólicas con
gemelo digital y el cribado automático de retinopatía diabética.
Red de farmacias
La red de farmacias española es uno de
los grandes ejemplos de estructura que ya aprovecha algunas de las ventajas que
ofrecen estos sistemas tecnológicos. Acerca de esta plataforma, Ana López-Casero ha manifestado que “la
red de 22.198 farmacias en España es una de las mayores infraestructuras de
talento sanitario que ya se encuentra al servicio de la sociedad. Gracias a
su sistema de respuesta rápida, la farmacia puede aportar datos epidemiológicos
y evidencias ante un problema de salud pública con gran fluidez y casi en
tiempo real. Por ello, es fundamental que, más allá de programas de
cribado, detección precoz o educación sanitaria, se integre a todas las
farmacias en la Red de Vigilancia de Salud Pública, puesto que su actuación
permite maximizar el resultado de cualquier estrategia sanitaria, con
información temprana y verificada, de gran valor en salud pública”.
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