Un innovador
estudio que se está realizando fundamentalmente en Valencia, el proyecto de investigación Cardio–UCA, ha conseguido cuantificar la magnitud de este efecto y
detectarlo en pacientes asintomáticos por medio de sofisticadas técnicas de
imagen.
En el transcurso de un seminario científico de
la Cátedra Institucional ERESA-Universidad de Valencia se han presentado hoy los principales hallazgos
obtenidos hasta ahora en esta investigación, avanzándose también los resultados que está arrojando una segunda fase
del estudio que, como ha adelantado la Dra. Alicia Maceira, coordinadora de esta investigación y de la Unidad de
Imagen Cardíaca de ERESA, “son positivos y esperanzadores”.
Gracias a este trabajo, por ejemplo, se ha evidenciado que un 71% de individuos con adicción a la
cocaína, sin síntomas de enfermedad cardíaca, presentan algún tipo de
afectación en el corazón. Como
trastornos más frecuentes, los pacientes estudiados presentan fundamentalmente dilatación y disfunción contráctil de
ventrículo izquierdo y derecho, e hipertrofia del ventrículo izquierdo, así
como focos de fibrosis focal.
“Hay muy pocos estudios que incluyan sujetos cocainómanos
asintomáticos, fundamentalmente por la dificultad en su
reclutamiento y también porque su seguimiento es muy complicado, dado su estilo
de vida”, destaca la coordinadora de
la Unidad de Imagen Cardíaca de ERESA. En este
sentido, añade, “disponer de una técnica
como la CRM-3T es lo mejor que existe en estos momentos para detectar daño muy
localizado”.
¿Un efecto reversible?
La cocaína provoca problemas cardiovasculares en un alto porcentaje de
los consumidores habituales; aunque muchos de estos trastornos pasan largo tiempo inadvertidos ya
que no se asocian con síntomas, pueden
provocar graves consecuencias para la salud. Es la segunda droga ilegal más
consumida en España, es un producto simpaticomimético altamente adictivo y con
efectos potencialmente letales; es
cardiotóxica y puede causar isquemia, infarto, hipertrofia miocárdica,
disfunción sistólica, arritmias y muerte súbita.
Este ambicioso estudio
clínico alcanza ahora una segunda fase,
donde se da un paso más: valorar la posibilidad de que estas anomalías cardíacas pudiesen desaparecer al dejar de consumir
cocaína, y también se quiere determinar qué factores de consumo (vía de consumo, dosis, años de consumo,…) influyen en la aparición de estas
alteraciones y, por lo tanto, se podría determinar quiénes deberían ser
sometidos a un estudio cardiológico exhaustivo. Ahora se
está estudiando qué ocurre cuando estos
pacientes dejan de consumir cocaína y, según resalta la Dra. Maceira, “la función ventricular mejora y las
dimensiones del corazón regresan progresivamente a la normalidad”.
Incluso, en una tercera fase, este fructífero estudio
pretende estudiar por medio de coronariografía no invasiva (CTC) el efecto del
consumo de cocaína en las coronarias de sujetos adictos no fumadores, adictos
fumadores y fumadores no consumidores de cocaína. Y,
además, “en el futuro –según la Dra. Maceira- queremos intentar determinar qué mecanismos fisiopatológicos llevan a
la aparición de las alteraciones cardíacas en los cocainómanos”.
Los
resultados obtenidos hasta el momento ya están incorporándose a la práctica
clínica. Como informa la Dra. Maceira, “está
teniendo efecto en el protocolo de seguimiento de los cocainómanos en las UCAs
(unidades de conductas adictivas), para una mejor valoración multidisciplinar
de estos pacientes”.
Estudio pionero y
multidisciplinar
El trabajo, financiado en parte por una ayuda a la investigación ofrecida por la
Consellería de Sanitat de la Generalitat Valenciana, ha sido recientemente publicado en el “Journal of
Cardiovascular Magnetic Resonance”, una de las revistas
científicas más prestigiosas. En
el estudio se incluyeron, de forma consecutiva, 94 personas con adicción a
cocaína (81 de ellos hombres). A todos se les hizo una cardiorresonancia
magnética con estudio morfológico y funcional del corazón y la aorta, así como
de detección de inflamación o fibrosis focal del miocardio.
En
este estudio de colaboración participan
la Unidad de Imagen Cardíaca de ERESA, el Departamento de Cardiología del
Hospital Arnau de Vilanova, la Unidad de Conductas Adictivas del área
Valencia-La Fe, el Departamento de Psiquiatría del Hospital General de Valencia,
el Centro de Investigación Biomédica
en Red en el Área de Salud Mental (CIBERSAM) y la Unidad de Cardiorresonancia del
Royal Brompton Hospital de Londres. “Sin la colaboración de todos –destaca la Dra. Alicia Maceira- sería imposible llevar a cabo este proyecto”;
entre otros muchos, la Dra. Maceira resalta especialmente el trabajo
desempeñado por el Dr. Salazar y la Dra. Ripoll”.
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