. Una buena comunicación entre
profesionales sanitarios y pacientes puede reducir el dolor crónico un 20%,
mejorar la movilidad un 25% y reducir la ansiedad en un 25%, según el primer Consenso para mejorar la comunicación clínica en dolor crónico, impulsado por el
Instituto #SaludsinBulos y elaborado con la participación de una veintena de
representantes de sociedades científicas, colegios profesionales y
asociaciones de pacientes. En cambio, una mala comunicación con el paciente
ocasiona costes al sistema sanitario, mala adherencia, visitas repetidas a
consultas y denuncias.[i] Los
expertos han llegado a estas conclusiones después de revisar los estudios
existentes[ii] sobre
los efectos de una comunicación clínica efectiva en la salud de los pacientes
con dolor, tanto desde el punto de vista físico como psicológico, y de
debatir las posibles soluciones en una metodología de design thinking. Para
mejorar la comunicación de una afección compleja y subjetiva que supone,
según la Organización Mundial de la Salud (OMS), “la mayor amenaza para la
calidad de vida mundial”, estos expertos han creado, dentro del documento de
consenso, un listado de preguntas o checklist
con versiones para el profesional sanitario y para el paciente. Esta
herramienta práctica servirá para comprobar la calidad asistencial en dolor y
explorar áreas de mejora. El listado
examina si la consulta o teleconsulta de dolor tiene las condiciones idóneas
para ser llevada a cabo, tanto en lo que se refiere a tener un espacio con
intimidad como a la dotación de equipos y también valora la empatía y las
habilidades verbales y no verbales del profesional sanitario. Es un protocolo
que intenta proporcionar una pauta a seguir en las consultas pues, según los
expertos reunidos en el consenso, “no existe un modelo en la actualidad que
fomente un trato digno, basado, entre otros aspectos, en creer al paciente
cuando le duele algo”. “Una
comunicación clínica de calidad en dolor es muy importante pues, además de
mejorar la satisfacción del paciente y la adherencia a los tratamientos,
tiene efectos directos sobre la salud. Y, para lograrlo, es clave trabajar la
humanización, la escucha activa, proporcionar información
veraz y favorecer la comprensión”, explica Carlos Mateos, coordinador del
Instituto #SaludsinBulos. Para la
responsable del Grupo de Trabajo de Dolor de la Sociedad Española de Médicos
Generales y de Familia (SEMG), la doctora Juana Sánchez Jiménez, en el dolor
crónico “la buena relación terapéutica se establece principalmente con
empatía y una escucha activa”. En este
sentido, la doctora Sánchez cree que el paciente que padece dolor crónico
necesita “ser creído”. “La sinceridad en el trato y el manejo de las
expectativas va a generar una corriente de satisfacción y confianza que
ayudará a luchar contra la desinformación y las pseudoterapias que tanto daño
provocan”, afirma la experta. La
representante de la SEMG apuesta por “acercar la realidad de lo que
disponemos y sabemos, lo cual ayuda a mejorar la convivencia con la patología
y a explorar la mejoría con el tratamiento de los factores acompañantes del
dolor, como la ansiedad, las alteraciones del sueño y la soledad”. Solucionar
los problemas en la atención del dolor y proponer soluciones Entre los
problemas que analiza el consenso destacan que, en muchas ocasiones, el
profesional sanitario no sabe lidiar con las expectativas equivocadas del
paciente que sufre dolor y que proceden muchas veces de internet, las redes
sociales o el entorno. Ante ello, los expertos recomiendan promover un
acuerdo mutuo entre sanitario y paciente sobre los objetivos terapéuticos a
conseguir. Además, la mala preparación de las consultas es otro problema que
afecta a la eficacia de la asistencia médica. El consenso apunta que, por lo
general, “no hay un conocimiento mutuo ni el profesional sabe nada sobre las
necesidades del paciente antes de la consulta”. Como posibles soluciones, el
envío previo y posterior de formularios ayuda a aclarar las ideas de cara a
la consulta y es fundamental que el paciente acuda acompañado por una persona
de confianza. Otro de
los problemas que preocupan a los firmantes del documento de consenso es la
soledad del paciente con dolor crónico que, al no tener recursos ni
herramientas para informarse de forma veraz, cae en la desinformación y en
las pseudoterapias. Este enfermo necesita información en papel proporcionada
por el profesional sanitario, apoyarse en otros pacientes y recibir, en suma,
información audiovisual comprensible y accesible. “Muchas
redes sociales engañan y propagan desinformación en dolor. Profesionales
sanitarios y pacientes deben recibir formación y recursos para identificar y
colaborar en desmontar estos bulos”, comenta el doctor Luis Miguel Torres,
presidente de la Sociedad Española Multidisciplinar del Dolor (SEMDOR) del
Grupo de Dolor y Cuidados Paliativos de SEMERGEN. En lo que
se refiere a la consulta de la Unidad de Dolor, el consenso señala la
importancia de crear un ambiente favorable y tranquilo, fomentando la escucha
activa, mostrando empatía y siempre creyendo en el dolor que manifiesta el
paciente. Se le deberá ofrecer una información clara, adaptada a su nivel de
comprensión y ajustada a expectativas reales en cuanto a los resultados del
tratamiento. “Esto favorecerá una relación médico paciente basada en la
confianza que mejorará los resultados terapéuticos y disminuirá la
“necesidad” de recurrir a pseudoterapias que la mayor parte de las ocasiones
desvirtúan la ciencia y seducen con promesas irreales a pacientes en mayor o
menor grado desesperados”, indica la doctora Maria Eugenia Centeno, médico
anestesiólogo en la Unidad del Dolor del Complejo Asistencial Universitario
de Palencia y vocal de la Sociedad Española del Dolor (SED). Para
finalizar, el documento incide en la importancia de trabajar de forma
multidisciplinar para mejorar la comunicación clínica en dolor y de idear
estrategias de comunicación conjuntas para que los mensajes sean claros y
lleguen a pacientes y familiares. El Consenso sobre la comunicación clínica
en dolor ha contado con la participación de representantes de
la Sociedad Española Multidisciplinar del Dolor (SEMDOR), la Sociedad
Española del Dolor (SED), la Sociedad Española de Médicos de Atención
Primaria (SEMERGEN), la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia
(SEMG), la Asociación Española de Enfermería Comunitaria (AEC), el Consejo
General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos, la Sociedad Española de
Farmacia Clínica, Familiar y Comunitaria (SEFAC), el Foro Español de
Pacientes, la Fundación Sinedolore y la colaboración de la paciente y
divulgadora en dolor Maite Padilla.
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