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19 September 2022

Avanzar en diagnóstico precoz y abordaje multidisciplinar del paciente con EPOC, los retos de este otoño para normalizar la asistencia de esta enfermedad crónica

 

 La La vuelta del verano suele ser, como ocurre cuando se inicia el año, un momento de reflexión sobre buenos hábitos. En las consultas de Atención Primaria una de las principales tareas es retomar la normalidad y reactivar el manejo de los pacientes con las patologías crónicas más prevalentes, como es la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), tras las semanas de verano en las que los pacientes suelen pasar por alto sus rutinas.

 

Alrededor de 2,4 millones de españoles mayores de 40 años conviven con esta patología, que en 2030 se habrá convertido en la tercera causa de muerte a nivel mundial2. Unas cifras prepandemia que no contaban con el impacto de la COVID-19, que ha cambiado el paradigma de la EPOC, ya que la mayoría de los pacientes han experimentado un retroceso en el seguimiento de su enfermedad, dadas las dificultades por mantener sus visitas en los centros de salud de forma presencial.

 

Los pacientes se han visto afectados por síntomas más intensos de ahogo y fatiga y han encontrado más limitaciones que nunca a la hora de realizar tareas cotidianas. A la vez, este panorama ha hecho que los pacientes hayan experimentado afectación en su salud mental. “Una persona con EPOC es un paciente proclive a tener muchas enfermedades y la alteración mental es la tercera o cuarta comorbilidad más frecuente. El confinamiento obligado ha provocado un aislamiento social y familiar que ha hecho que empeorara la salud mental de este paciente y les haya hecho más vulnerables. También hay que destacar que la depresión incrementa hasta en un 50% el riesgo de exacerbaciones en estos pacientes, lo que hace que esta enfermedad entre en una espiral de inestabilidad clínica”, apunta Lisardo García, coordinador regional de Andalucía de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN).

 

Recientemente, desde la Asociación de Pacientes con EPOC (APEPOC), se ha realizado una encuesta para ver cómo ha impactado la pandemia en pacientes con EPOC y en el seguimiento de esta enfermedad. Nicole Hass, portavoz de la Asociación de Pacientes con EPOC (APEPOC), comenta que “los pacientes han mostrado un empeoramiento en la falta de aire y la calidad de vida y sueño, así como una dificultad de acceso a los servicios sanitarios. Según una encuesta de Neumomadrid y APEPOC, un 83% de los pacientes se han sentido en estos dos años deprimidos y sin ganas de hacer nada, lo que ha influido en una pérdida de adherencia, menos actividad física, peor alimentación y en muchos casos vuelta al tabaquismo”.

 

 

 

Medidas para reactivar el control del paciente con EPOC

Para contribuir a paliar esta situación, Boehringer Ingelheim, fiel a su compromiso por mejorar la calidad de vida de estos pacientes crónicos, apoya distintas medidas asistenciales impulsadas por las sociedades científicas como SEMERGEN y se adhiere a las peticiones de las asociaciones de pacientes como APEPOC. De esta manera, y como principal objetivo, se podrá lograr reactivar el seguimiento de estos pacientes para poder controlar mejor su enfermedad.

 

En concreto, las medidas se resumen en tres ejes principales:

 

1.    Recuperación del paciente respiratorio crónico (asma/EPOC) para su control, citándolos presencialmente cuando vayan acudiendo a la consulta por otros motivos, o utilizando la anamnesis sobre la estabilidad e impacto para determinar control en EPOC, además de la auscultación cardiopulmonar.

 

2.    Priorización del listado de pacientes EPOC frágiles, con alto riesgo y más inestables. En este caso, tal y como informan desde SEMERGEN, se implementará el uso de la escala de disnea mMRC, y se revisará el patrón de exacerbaciones en cada visita y ajuste de la terapia broncodilatadora según recomendaciones de las guías GOLD y GesEPOC.

 

3.    Se considera imprescindible la colaboración de enfermería y, en definitiva, el abordaje multidisciplinar, para el manejo del paciente crónico tras la pandemia.

 

El doctor Guillem Bruch, director de Medicina e I+D de Boehringer Ingelheim España, afirma que cada vez se encuentran más equipos compuestos por diferentes profesionales de salud con visión 360 de la enfermedad: “Los neumólogos intercambian su conocimiento con atención primaria generando guías, protocolos de actuación prácticos que repercuten directamente en un mejor manejo de la enfermedad y, por tanto, en una mayor calidad de vida para el paciente. Además, los profesionales sanitarios están cada vez más formados en EPOC, incluidas las oficinas de farmacia que, junto con los profesionales de enfermería, realizan una gran labor educativa a diario con los pacientes para que hagan buen uso de su inhalador,de forma que hacen lo posible para exista una buena adherencia por parte de los pacientes y puedan mejorar su calidad de vida”. 

 

El reto del infradiagnóstico

¿Qué ocurre con los pacientes que no están diagnosticados? Si ya era un problema de base en esta patología, que se sitúa históricamente en un 74,6% de los casos2, el temor durante la pandemia y el miedo al contagio ha hecho aumentar más este porcentaje.

 

“Una explicación a este infradiagnóstico puede estar en que esta persona está acostumbrada a vivir con su disnea, tos y expectoración. Solo acude al médico de atención primaria cuando tiene una exacerbación o cambia el color del esputo. Es fumador y lo que le sucede lo asume como una consecuencia de esta adicción. Además, aunque el paciente con EPOC fallece  principalmente por otras causas (problemas cardíacos), la pérdida progresiva de su función pulmonar junto con la aparición de agudizaciones incrementa de forma importante el riesgo de muerte en estos pacientes”, afirma Lisardo García. Por tanto, en el plan de reactivación de pacientes, ser capaces de identificar a casos no diagnosticados hasta el momento será uno de los grandes desafíos.

 

Guillem Bruch, señala cómo desde Boehringer Ingelheim se está trabajando de la mano de sociedades científicas y asociaciones de pacientes para lograr una mayor concienciación social e intentar mejorar la calidad de vida de estos pacientes. “Por un lado con la visión clínica pensando en los profesionales sanitarios que trabajan a diario por mejorar la vida de las personas que conviven con EPOC. Y, por otro lado de la mano de las organizaciones de pacientes y con una perspectiva educativa, ayudando a los pacientes tanto a gestionar su enfermedad, como a adoptar unos hábitos de vida saludables y dar importancia al aspecto emocional que conlleva la enfermedad”, concluye.

 

  

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