– La La vuelta del verano suele ser, como ocurre cuando se inicia el año,
un momento de reflexión sobre buenos hábitos. En las consultas de Atención
Primaria una de las principales tareas es retomar la normalidad y reactivar
el manejo de los pacientes con las patologías crónicas más prevalentes,
como es la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), tras las semanas de
verano en las que los pacientes suelen pasar por alto sus rutinas.
Alrededor de 2,4 millones de españoles mayores
de 40 años conviven con esta patología, que en 2030 se habrá convertido en la
tercera causa de muerte a nivel mundial2. Unas cifras prepandemia
que no contaban con el impacto de la COVID-19, que ha cambiado el paradigma de
la EPOC, ya que la mayoría de los pacientes han experimentado un retroceso
en el seguimiento de su enfermedad, dadas las dificultades por mantener sus
visitas en los centros de salud de forma presencial.
Los pacientes se han visto afectados por síntomas más intensos de
ahogo y fatiga y han encontrado más limitaciones que nunca a la hora
de realizar tareas cotidianas. A la vez, este panorama ha hecho que los
pacientes hayan experimentado afectación en su salud mental. “Una
persona con EPOC es un paciente proclive a tener muchas enfermedades y la
alteración mental es la tercera o cuarta comorbilidad más frecuente. El
confinamiento obligado ha provocado un aislamiento social y familiar que ha
hecho que empeorara la salud mental de este paciente y les haya hecho más
vulnerables. También hay que destacar que la depresión incrementa hasta en
un 50% el riesgo de exacerbaciones en estos pacientes, lo que hace que esta
enfermedad entre en una espiral de inestabilidad clínica”, apunta Lisardo
García, coordinador regional de Andalucía de la Sociedad Española de
Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN).
Recientemente, desde la Asociación
de Pacientes con EPOC (APEPOC), se ha realizado una encuesta para ver cómo ha impactado la pandemia en
pacientes con EPOC y en el seguimiento de esta enfermedad. Nicole
Hass, portavoz de la Asociación de Pacientes con
EPOC (APEPOC), comenta que “los pacientes han mostrado un empeoramiento en
la falta de aire y la calidad de vida y sueño, así como una dificultad de
acceso a los servicios sanitarios. Según una encuesta de Neumomadrid y APEPOC,
un 83% de los pacientes se han sentido en estos dos años deprimidos y sin ganas
de hacer nada, lo que ha influido en una pérdida de adherencia, menos actividad
física, peor alimentación y en muchos casos vuelta al tabaquismo”.
Medidas para reactivar el
control del paciente con EPOC
Para contribuir a paliar esta situación, Boehringer Ingelheim, fiel a su
compromiso por mejorar la calidad de vida de estos pacientes crónicos, apoya
distintas medidas asistenciales impulsadas por las sociedades científicas como
SEMERGEN y se adhiere a las peticiones de las asociaciones de pacientes como
APEPOC. De esta manera, y como principal objetivo, se podrá lograr reactivar el
seguimiento de estos pacientes para poder controlar mejor su enfermedad.
En concreto, las medidas se resumen en tres ejes principales:
1. Recuperación del paciente respiratorio crónico (asma/EPOC) para su control, citándolos
presencialmente cuando vayan acudiendo a la consulta por otros motivos, o
utilizando la anamnesis sobre la estabilidad e impacto para determinar control
en EPOC, además de la auscultación cardiopulmonar.
2. Priorización del listado de pacientes EPOC frágiles,
con alto riesgo y más inestables. En
este caso, tal y como informan desde SEMERGEN, se implementará el uso de la
escala de disnea mMRC, y se revisará el patrón de exacerbaciones en cada visita
y ajuste de la terapia broncodilatadora según recomendaciones de las guías GOLD
y GesEPOC.
3.
Se considera imprescindible la colaboración de enfermería y, en
definitiva, el abordaje multidisciplinar, para el manejo del paciente
crónico tras la pandemia.
El doctor Guillem
Bruch, director de Medicina e I+D de Boehringer Ingelheim España, afirma que cada vez
se encuentran más equipos compuestos por diferentes profesionales de salud con
visión 360 de la enfermedad: “Los neumólogos intercambian su conocimiento
con atención primaria generando guías, protocolos de actuación prácticos que
repercuten directamente en un mejor manejo de la enfermedad y, por tanto, en
una mayor calidad de vida para el paciente. Además, los profesionales
sanitarios están cada vez más formados en EPOC, incluidas las oficinas de
farmacia que, junto con los profesionales de enfermería, realizan una gran
labor educativa a diario con los pacientes para que hagan buen uso de su
inhalador,de forma que hacen lo posible para exista una buena adherencia por
parte de los pacientes y puedan mejorar su calidad de vida”.
El reto del
infradiagnóstico
¿Qué ocurre con los
pacientes que no están diagnosticados? Si ya era un problema de base en esta patología,
que se sitúa históricamente en un 74,6% de los casos2, el temor
durante la pandemia y el miedo al contagio ha
hecho aumentar más este porcentaje.
“Una
explicación a este infradiagnóstico puede estar en que esta persona está
acostumbrada a vivir con su disnea, tos y expectoración. Solo acude al médico
de atención primaria cuando tiene una exacerbación o cambia el color del
esputo. Es fumador y lo que le sucede lo asume como una consecuencia de esta
adicción. Además, aunque el paciente con EPOC fallece principalmente por otras causas (problemas
cardíacos), la pérdida progresiva de su función pulmonar junto con la aparición
de agudizaciones incrementa de forma importante el riesgo de muerte en estos
pacientes”, afirma Lisardo García. Por tanto, en el plan de
reactivación de pacientes, ser capaces de identificar a casos no diagnosticados
hasta el momento será uno de los grandes desafíos.
Guillem Bruch, señala
cómo desde Boehringer Ingelheim se está trabajando de la mano de sociedades
científicas y asociaciones de pacientes para lograr una mayor concienciación
social e intentar mejorar la calidad de vida de estos pacientes. “Por un
lado con la visión clínica pensando en los profesionales sanitarios que
trabajan a diario por mejorar la vida de las personas que conviven con EPOC. Y,
por otro lado de la mano de las organizaciones de pacientes y con una
perspectiva educativa, ayudando a los pacientes tanto a gestionar su
enfermedad, como a adoptar unos hábitos de vida saludables y dar importancia al
aspecto emocional que conlleva la enfermedad”, concluye.
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