- En torno a un 10% de niños de
más de 5 años, en torno al 5% en niños de 10 años y en torno al 3% de
adolescentes padecen enuresis, escapes de orina nocturnos pasados los 5
años.
- La enuresis puede provocar un menoscabo del autoconcepto y la autoestima,
con consecuencias en la interacción con los
demás y acabar derivando en sintomatología ansiosa, fundamentalmente, y
depresiva en un segundo tiempo.
- Hay una resolución espontánea
anual del 15%. De cada 100 niños que mojan la cama, tan solo 15 se curan
sin intervención del pediatra. De cada 10 niños que hoy mojan la cama, 8,5
continuarán haciéndolo el próximo curso.
Tras el verano,
con la vuelta a la rutina y el comienzo del nuevo curso, los padres vuelven a
preocuparse por la compra de libros de texto y material escolar, la ropa y
uniformes, la elección de actividades extraescolares y como encajarlo todo para
que el curso se desarrolle con normalidad y no haya preocupaciones extra.
En muchas ocasiones se pone el foco de atención en
cuestiones prácticas y se deja de lado como afectan todos estos cambios a los
menores. En el caso de los niños que siguen mojando la cama, a la preocupación
normal del inicio de curso, se une su trastorno. Tal como indica el Dr. Javier Quintero, jefe del Servicio de Psiquiatría y Salud
Mental del Hospital Universitario Infanta Leonor de Madrid, director de Psikids,
la enuresis puede provocar “un menoscabo del
autoconcepto y la autoestima, para luego producir ciertas consecuencias en la interacción con los demás y
eso, en el contexto de desarrollo normal de un niño de 6, 7 u 8 años, indiscutiblemente empieza a ser un problema
adicional que acaba derivando en
sintomatología ansiosa, fundamentalmente, y depresiva en
un segundo tiempo”.
Lo que los expertos
denominan enuresis, mojar la cama por las noches pasados los 5 años, afecta a
más niños de los que se cree. Según la Dra. Almudena Sánchez, pediatra del CAP
Les Hortes de Barcelona y experta en enuresis, “en torno a un 10% de niños de
más de 5 años, en torno al 5% en niños de 10 años y en torno al 3% de
adolescentes” la padecen.
“Es cierto que hay un declinar muy rápido de la enuresis a lo
largo de la vida y así la prevalencia en mayores
de 18 años es menor del 0,5%, pero en los
adolescentes sigue siendo bastante frecuente y muchas veces con un mayor
impacto y una mayor inseguridad; a partir de
los 12 años, en la adolescencia, lo social es fundamental, todo lo que tiene que ver
con la construcción de la personalidad, el afrontamiento, el adolescente lo va
a referenciar al grupo, con lo que el concepto
de grupo es muy importante y la sensación de inseguridad que transmite a un
niño es una dificultad, más que en otras
etapas de la vida”, asegura el Dr. Quintero.
¿Por
qué y hasta cuándo se produce?
Orinarse en la cama obedece a un fallo en el
mecanismo del despertar, que impide que los menores despierten cuando su vejiga
está llena, a la alteración del ciclo circadiano de la hormona antidiurética
-la vasopresina- que provoca que no disminuya la producción de orina durante la
noche o a la inestabilidad vesical con contracciones involuntarias del músculo
detrusor, principalmente, aunque existen otras causas.
Es cierto que hay casos de enuresis que se
resuelven espontáneamente con el paso del tiempo, “cuando se realizan
seguimientos a largo plazo de sujetos enuréticos, se objetiva una resolución
espontánea con una frecuencia 14% y 15% anual” (1,2). Esto significa
que de cada 100 niños que mojan la cama, tan solo 15 se curan sin intervención
del pediatra, o lo que es lo mismo, 8,5 de cada 10 niños que hoy se hacen pis
en la cama, continuarán haciéndolo el próximo curso.
La enuresis puede tener distintos grados y
soluciones y lo adecuado es consultar con el pediatra cuanto antes, pues “la
enuresis moderada (3-6 noches/semana) o grave (diaria) y la que persiste
pasados los 9 años de edad(3), difícilmente se resolverá sin acudir
al pediatra”.
La enuresis se asocia, además, con bajo rendimiento
escolar, pues los niños que se orinan en la cama descansan peor al tener que
levantarse para el cambio de sábanas, pijama, etc.
Por eso, es importante consultar con el pediatra
y/o enfermería de pediatría, pues son los primeros profesionales sanitarios que
atenderán y ayudarán al niño.
Tras una entrevista sobre los hábitos del menor, el
pediatra podrá hacer un diagnóstico y tratar al niño en caso de ser necesario
ya sea con terapia motivacional, alarma, opciones terapéuticas o terapia
combinada.
Los padres deben tener en cuenta la enuresis pues
los menores que desarrollan sus estudios de primaria, ESO o Bachillerato no
deberían añadir a las preocupaciones propias del curso, la de que se conozca su
problema. Si hay algo que caracteriza a quien sufre escapes nocturnos, es la
vergüenza de que sea público un trastorno que escapa a su control. Por ello,
normalizar el problema también les ayudará.
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