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14 March 2022

Hasta un 30% de los pacientes con COVID grave e ingresados en UCI desarrolla trombosis a pesar de las medidas de profilaxis

          



Para explicar y analizar los últimos grandes avances que se han producido en el campo de las enfermedades hematológicas, la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH) ha organizado su VI Jornada de Divulgación "HematoAvanza”, con el apoyo de AstraZeneca (patrocinador oro), AbbVie, Gilead y Novartis (patrocinadores plata). El Parador de Ávila ha sido el escenario elegido para celebrar esta jornada, en la que se ha generado un foro de 2 debate y aprendizaje entre hematólogos, periodistas y divulgadores, en torno a asuntos tales como a COVID-19, las células CAR-T, la terapia génica, la biopsia líquida, la leucemia y la hemofilia. 

Seis reputados hematólogos han vuelto a poner sus conocimientos a disposición de la ciudadanía, con el objetivo último de que toda esta innovación pueda trasladarse a la población general de la mejor forma posible. José Antonio Páramo Fernández, de la Clínica Universidad de Navarra, ha dicho de la COVID-19 que es una enfermedad pulmonar y sistémica en la que se produce una “tormenta trombótica” perfecta. En este sentido, el experto señala que “se precisan nuevas estrategias para combatir la inmunotrombosis o tromboinflamación, un nuevo mecanismo implicado en las alteraciones de la coagulopatía que aparecen en la COVID-19”. Los eventos trombóticos “son frecuentes incluso en presencia de tromboprofilaxis, donde las heparinas de bajo peso molecular protagonizan la estrategia profiláctica de elección en el paciente hospitalizado”, explica. 

Se han descrito episodios trombóticos en hasta un 30% de los pacientes con COVID-19 grave e ingresados en UCI, siendo el tromboembolismo venoso el más frecuente de todos (en hasta un 60% de los casos). Esta condición “conlleva un peor pronóstico”. Además, “la mortalidad de los pacientes COVID-19 con complicaciones trombóticas y cardiovasculares puede ascender hasta un 14%, multiplicándose por tres la tasa de mortalidad global de esta enfermedad pandémica”. La revolución de las CAR-T En el contexto del abordaje del cáncer hematológico, la terapia celular ha vuelto a tener como punta de lanza el uso clínico de las células CAR-T. “Los primeros ensayos clínicos de fase III con terapia CAR-T en el tratamiento del linfoma B difuso de célula grande -un cáncer hematológico agresivo que representa hasta un 40% de todos los linfomas- muestran resultados en favor de su aplicación tras una primera recaída, lo que supondría adelantar su uso a la segunda línea de tratamiento por primera vez, si estos resultados se consolidan en el largo plazo”, apunta Ramón García Sanz, presidente de la SEHH. 

Además, “destacan los estudios con células CAR-T CD19 en linfoma folicular y con células CAR-T antiBCMA en mieloma múltiple”. El experto ha destacado la participación de investigadores españoles en muchas de las comunicaciones sobre CAR-T presentadas en el último congreso de la Asociación Americana de Hematología. “Los estudios en este ámbito se centran actualmente en la búsqueda de estrategias post-infusión para lograr una respuesta mantenida en el tiempo, el manejo de las recaídas, la investigación de nuevas dianas más allá del clásico CD19 y el desarrollo de CAR-T con nuevas células inmunoefectoras”, explica. “Ha habido pocos trabajos sobre CAR-T alogénicos, donde los linfocitos T proceden de una persona distinta al paciente, pero seguramente se incrementarán de forma importante en los próximos años”. De hecho, “es probable que en el futuro haya bancos de células inmunoefectoras con linfocitos accesibles, igual que hoy podemos acceder a un órgano para trasplante”. 

Con respecto a la detección del cáncer hematológico, la biopsia líquida “podría suponer un cambio de rumbo en la rutina diagnóstica y en la monitorización de los pacientes hematológicos”, según señala María José Calasanz Abinzano, del CIMA 3 Lab Diagnostics de la Universidad de Navarra. “Se trata de un biomarcador que puede aislarse de los fluidos corporales, siendo el más utilizado el ADN tumoral circulante, que representa las alteraciones genómicas que podríamos encontrar directamente en el tumor a través de una biopsia de ganglio, en el caso de los linfomas, o en el aspirado medular, en el caso de las leucemias”, explica. Esta tecnología no invasiva “no está implementada en la práctica clínica relacionada con el cáncer hematológico, a pesar de que cuenta con una investigación muy activa, especialmente en linfomas y mieloma múltiple”. 

 La leucemia, un cáncer hematológico con múltiples caras 

Uno de los cánceres hematológicos en torno a los que hay una “preocupante desinformación” es la leucemia, que puede presentar múltiples caras. En términos generales, se puede hablar de dos tipos de leucemias: agudas y crónicas. Las primeras “aparecen de manera rápida y se tratan con quimioterapia y/o trasplante de médula ósea”, señala Lucrecia Yáñez San Segundo, del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla (Santander). Hay dos grandes subtipos: la leucemia mieloide aguda (LMA) y la leucemia linfoblástica aguda (LLA). Por su parte, las leucemias crónicas “aparecen de manera indolente o asintomática”. Hoy en día, “los tratamientos son dirigidos y, excepcionalmente, se utiliza quimioterapia o trasplante de médula ósea”. Hay dos grandes subtipos: leucemia mieloide crónica (LMC) y leucemia linfocítica crónica (LLC). Estas últimas “son las más desconocidas para la población general y, a su vez, las de mejor pronóstico”. Así, por ejemplo, el 50% de los pacientes con LLC no precisa tratamiento. 

La terapia génica se abre paso en las anemias congénitas 

Dejando a un lado el abordaje del cáncer hematológico, Josune Zubicaray Salegui, del Hospital Universitario Infantil Niño Jesús (Madrid), ha hablado de la terapia génica, que “abre nuevas perspectivas de tratamiento en anemias congénitas tales como hemoglobinopatías y déficit de piruvato quinasa, o en síndromes de fallo medular, como la anemia de Fanconi”. La idea teórica pasa a ser una realidad clínica. La experta ha analizado las distintas “formas de hacer” la terapia génica en estas enfermedades como fruto del desarrollo de las técnicas de manipulación genética en los últimos años. “Los ensayos clínicos que están en marcha deberán afianzar los resultados preliminares de seguridad y eficacia si se aspira a ampliar el arsenal terapéutico actual”. Terapias innovadoras en el paciente con hemofilia En relación con la hemofilia, “tratamientos más eficaces en la normalización de la hemostasia (conjunto de mecanismos aptos para detener los procesos hemorrágicos) permitirán alcanzar el objetivo de que estos pacientes tengan una calidad de vida semejante a la de la población general, incluyo en aquellos casos con formas graves de la enfermedad”, afirma María Teresa Álvarez Román, del Hospital Universitario La Paz (Madrid).  

Hasta un 80% de los sangrados se producen a nivel articular y muscular, y producen una gran discapacidad. “En los últimos años estamos asistiendo a un cambio de paradigma en el abordaje terapéutico de la hemofilia, lo cual ha tenido un gran impacto en el aumento de la esperanza de vida y en la mejora de la salud articular”, señala. A todo ello ha contribuido la instauración de protocolos de profilaxis personalizada, así como el desarrollo de 4 nuevas terapias eficaces en todos los subgrupos de pacientes con hemofilia, como los concentrados de vida media extendida, los anticuerpos monoclonales, las moléculas rebalanceadoras de la hemostasia o la terapia génica. En la mesa de bienvenida han participado de la VI Jornada de Divulgación “HematoAvanza” han participado los doctores Jesús García-Cruces Méndez, gerente regional de Sacyl, y Abelardo Bárez García, jefe del Servicio de Hematología del Complejo Asistencial de Ávila, junto con el presidente de la SEHH.  

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