- En España existen al menos a
150.000 personas afectadas por Parkinson.
- Cada año, en España, se
diagnostican unos 10.000 nuevos casos de la enfermedad de Parkinson.
- El 15% de los casos se dan en
menores de 50 años y existen casos en los que la enfermedad se inicia en
la infancia o en la adolescencia.
- Actualmente, los pacientes con
Parkinson tardan una media de entre 1 y 3 años en obtener un diagnóstico.
- En un 40% de los casos, la primera
manifestación del Parkinson es la depresión.
- El coste de la Enfermedad de
Parkinson en Europa se acerca a los 11 billones de euros anuales.
El 11 de abril es el Día Mundial del
Parkinson, una enfermedad neurológica, crónica y progresiva que, según datos de
la Sociedad Española de Neurología (SEN) afecta en España al menos a 150.000
personas. Es, además, la segunda enfermedad neurodegenerativa más frecuente en
nuestro país tras la enfermedad de Alzheimer.
“Tanto la
incidencia y como la prevalencia del Parkinson se ha incrementado de manera
considerable en las últimas décadas y lo seguirá haciendo en los próximas décadas.
Tal es así que estimamos que dentro de 30 años estas cifras podrían triplicar
las actuales”, señala el Dr. Pablo Mir Rivera, Coordinador del
Grupo de Estudio de Trastornos del Movimiento de la Sociedad Española de
Neurología. “Este incremento es debido, fundamentalmente, al aumento de la
esperanza de vida, los avances diagnósticos y terapéuticos, y un mejor
conocimiento la enfermedad tanto social como científico. Pero sin embargo,
sigue siendo una enfermedad infradiagnosticada”.
Cada año, en
España, se diagnostican unos 10.000 nuevos casos de la enfermedad de Parkinson.
No obstante, la SEN estima que al menos un 28% de los afectados están sin
diagnosticar y hasta un 25% de los pacientes diagnosticados tienen en realidad
otra enfermedad. Además, actualmente, los pacientes con Parkinson tardan una
media de entre 1 y 3 años en obtener un diagnóstico.
“Hay que
tener en cuenta que generalmente se asocia a la enfermedad de Parkinson a
síntomas motores: principalmente temblor, rigidez, bradicinesia, trastornos de
la marcha y del equilibrio….Sin embargo, actualmente se sabe que un 30-40% de
los pacientes no presentan temblor y que en muchas ocasiones, antes del
comienzo de los síntomas motores, se presentan otros muchos síntomas como
trastornos cognitivos, del estado de ánimo, gastrointestinales, autonómicos,
del sueño, etc. Identificar correctamente los síntomas de esta enfermedad es el
primer paso para poder mejorar los tiempos de diagnóstico”, explica el
Dr. Pablo Mir.
Y es que, en
un 40% de los casos, la primera manifestación del Parkinson es la depresión,
aunque también puede manifestarse en problemas de memoria, estreñimiento,
pérdida de olfato, alteraciones urinarias, disfunción sexual, y, de forma muy
habitual, trastornos del sueño.
Por otra
parte, el Parkinson tampoco es una enfermedad exclusiva de personas mayores. Si
bien en España el 70% de los pacientes diagnosticados con Parkinson superan los
65 años, el 15% de los casos se dan en menores de 50 años e incluso se pueden
encontrar pacientes en los que la enfermedad se inicia en la infancia o en la
adolescencia.
“El
envejecimiento constituye el factor no modificable más importante para
padecer Parkinson, porque es una enfermedad relacionada claramente con el
incremento de la edad: mientras que 2% de los mayores de 60 años padecen
Parkinson, en mayores de 80 años, la enfermedad alcanza al 4%”, comenta el
Dr. Pablo Mir. “Pero aunque aún no están claros todos los factores que
llevan a un paciente a desarrollar la enfermedad existen también otros factores
de riesgo”.
Es el caso
de la genética, aunque las formas familiares sólo representan alrededor del 5%
de los casos de Parkinson, porque ya han sido descritas 22 mutaciones que
pueden explicar hasta un 30% de las formas familiares y un 5% de las formas
esporádicas; el sexo, ya que las mujeres suelen presentar una tipología de la
enfermedad más benigna, con una tasa de empeoramiento motor más lenta; o la
exposición a ciertos factores externos, que algunos estudios ha apuntado a
ciertos tóxicos y/o a traumatismos craneoencefálicos.
Aunque el
diagnóstico de la enfermedad sigue siendo fundamentalmente clínico, hay pruebas
complementarias que pueden realizarse ocasionalmente con objeto de resolver
casos dudosos. Además, cada vez está adquiriendo mayor peso la investigación de
biomarcadores que facilitarían el diagnóstico en fases precoces de la
enfermedad. No obstante, es necesario identificar también biomarcadores con
valor pronóstico, es decir, que permitan conocer con un alto grado de certeza
como va a ser la evolución de un paciente diagnosticado de Parkinson así como
su posible respuesta a las diferentes terapias, dado que la evolución es muy
variable de unos pacientes a otros.
“El
diagnóstico correcto y temprano de la enfermedad es un requisito fundamental
para mejorar la calidad de vida del paciente porque afortunadamente contamos
con tratamientos farmacológicos y no farmacológicos que ha resultado de gran
utilidad. Sobre todo en etapas tempranas de la enfermedad, tanto para los
síntomas motores como los no motores”, destaca el Dr. Pablo Mir. “Hay que tener en
cuenta, además, que tanto los síntomas motores como los no motores pueden ser
igual de incapacitantes y, por lo tanto afectarán gravemente a la calidad de
vida del paciente y de sus cuidadores. Y también que cada paciente desarrollará
la enfermedad de una forma distinta, por lo que el tratamiento debe ser
individualizado y multidisciplinar”.
Actualmente,
el coste de la Enfermedad de Parkinson en Europa se acerca a los 11 billones de
euros anuales y aunque la discapacidad motora y las complicaciones motoras los
factores que tienen mayor impacto en los costes directos de la enfermedad, son
los síntomas no motores la principal causa de morbilidad e institucionalización
en los pacientes en España.
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