La Confederación Estatal de Sindicatos Médicos
(CESM) condena los continuados actos de violencia contra los profesionales
sanitarios, cuyos últimos episodios conocidos han tenido lugar a lo
largo de la última semana en Ceuta, Málaga y Córdoba.
Se trata de casos en que las agresiones han
conllevado una violencia física extrema, hasta el punto de poner en grave
riesgo la vida de médicos, enfermeros y otros profesionales sanitarios.
Así las cosas, desde CESM, como sindicato
mayoritario entre los médicos, nos vemos obligado una vez más a hacer un
llamamiento a profesionales, pacientes y autoridades políticas y judiciales
para luchar juntos contra esta lacra que va a más.
Valoramos como se merece lo avanzado hasta la fecha
en aspectos como: considerar al médico autoridad pública (de modo que la
agresión denunciada sea susceptible de ser considerada delito en vez de falta),
la puesta en práctica en la mayoría de CCAA de protocolos de actuación, la
creación en 2017 del Interlocutor Policial Sanitario, o que ya haya
sentencias en base a la aplicación de la Ley de Prevención de Riesgos
Laborales y no del Código Penal (responsabilizando así a la Administración
sanitaria pública de la falta de medidas de prevención).
Pero, a pesar de todos estos logros, lo cierto es
que las agresiones al personal sanitario es un fenómeno que, como antes se ha
apuntado, cada vez cobra mayor intensidad
Medidas preventivas
La prevención de las agresiones debe estar
orientada a implementar todo tipo de recursos para garantizar la integridad
física de los facultativos en todos los centros y, de modo especial, en
aquellos más conflictivos, que por regla general son los servicios de urgencias
de Atención Primaria, Hospitalaria y 112
Las actuaciones que se deben llevar a cabo,
en este sentido, son muchas y todas ellas complementarias:
- Más y mejores dispositivos de seguridad en
los centros (vigilantes de seguridad que protejan a los profesionales,
cámaras, interfonos y timbres de alarma, softwares específicos en
ordenadores y teléfonos móviles, etc.).
- Realización de las visitas domiciliarias
por parejas y con dispositivos de seguridad personales que permitan su
localización. y si es necesario acompañados de los cuerpos de
seguridad del Estado
- Establecer programas de capacitación a
los profesionales para afrontar situaciones difíciles
- Actuar sobre aquellos factores que disparan
la agresividad de ciertos pacientes y familiares, y que también está
en manos de la Administración sanitaria corregir. Entre ellos hay que
destacar la masificación de la asistencia provocada por el recorte
en recursos humanos y técnicos. En este sentido, ampliar plantillas
e invertir en sanidad es fundamental, porque la falta de recursos y
excesivas expectativas crea frustraciones en los pacientes que sirven de
caldo de cultivo para las agresiones, aunque, obviamente, en ningún caso
las justifican.
Otras actuaciones
Junto a ello, otras vías de actuación son:
- . El médico debe concienciarse de seguir los
protocolos de prevención y denunciar todo tipo de agresiones, ya
sea físicas, gestuales o de tipo verbal (injurias, calumnias, amenazas,
coacciones o vejaciones).
“Ante agresión denuncia”
- Extender con carácter general la asistencia
sanitaria y psicológica a los facultativos víctimas de cualquier tipo
de violencia general, así como el asesoramiento legal y la defensa
jurídica por expertos penalistas, ya que ha de ser la Administración
quien persiga de oficio a los agresores de sus trabajadores.
- Unificar la tipificación judicial para que
las agresiones sean penadas con los mismos criterios en todas las
comunidades autónomas y así evitar que las lesiones y amenazas sean
consideradas delito, en unos casos y faltas en otros.
- Avanzar en procedimientos judiciales
rápidos, expeditivos y ejemplarizantes.
- Conceder a los profesionales la presunción
de veracidad al enjuiciar los hechos cuando no hay testigos
- Campañas para concienciar a la sociedad
de que los servicios sanitarios son un bien público que hay que cuidar y
utilizar de forma responsable.
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