En los últimos 20 años, el conocimiento del genoma humano ha
aumentado de forma exponencial. Los avances en secuenciación del ADN no
sólo han conseguido identificar las causas genéticas de enfermedades
frecuentes, sino también las de enfermedades raras, como en los casos de la amiloidosis familiar por transtiretina
(ATTR) o el síndrome de
quilomicronemia familiar (FCS). Estos descubrimientos han permitido
desarrollar una nueva clase de moléculas
terapéuticas, denominadas oligonucleótidos antisentido (ASO), que actúan antes de la
síntesis de proteínas, y no sobre
las proteínas una vez sintetizadas como las terapias convencionales.
El FCS es una enfermedad ultra rara debilitante, que está causada por el
mal funcionamiento de la enzima lipoproteína lipasa (LPL), que desembocará en una o varias pancreatitis
agudas imprevisibles y potencialmente mortales, así como complicaciones
crónicas debidas a lesión orgánica permanente.
Durante el simposio celebrado en la
SEA se revisaron las novedades en torno
al refinamiento del diagnóstico de esta enfermedad poco conocida, y de la aplicación de las nuevas tecnologías antisentido
en nuevos tratamientos para la enfermedad, que, hasta el momento, no
dispone de un tratamiento eficaz.
La elevación patológica de las
concentraciones de triglicéridos (hipertrigliceridemia) resulta del efecto, en
diferente grado, de las características genéticas de la persona, así como de
factores denominados ambientales, entre los que destacan la dieta o el estilo
de vida. Hasta el momento, se han podido
identificar al menos 5 genes diferentes cuya mutación puede ser la causante de
FCS: LPL, APOC2, APOA5, GPIHBP1 y LMF1.
El metabolismo lipídico es un proceso
altamente regulado a nivel celular, y en esta cascada de regulación la ApoCIII
juega un papel central y fundamental.
Según
ha afirmado el Dr. Pedro Valdivielso, presidente de la Sociedad Española
de Arterosclerosis (SEA), actualmente, “el
FCS es una enfermedad infradiagnosticada, para la que ahora se dispone de un
nuevo tratamiento, y contamos con las herramientas para poder diagnosticarla
correctamente. Una hipertrigliceridemia grave, con cifras superiores a 1000 mg/dL
y mantenidas en el tiempo, escasa o nula respuesta a terapia dietética y
farmacológica, de debut en la infancia o adolescencia y, sobre todo, sin
sobrepeso u obesidad debe alertar al clínico de un posible FCS y el paciente
debería ser remitido a una Unidad de Lípidos de la SEA para concluir
procedimientos diagnósticos”.
El Dr. Valdivielso ha remarcado que “cuanto más temprana sea la edad de la
detección, se podrá actuar antes de que se produzca una pancreatitis, un evento
cardiovascular, accidentes isquémicos vasculares, u otras complicaciones”.
“En
definitiva, la importancia de una buena prevención
primaria y un diagnóstico genético adecuado es fundamental para lograr, por un lado, atajar a
tiempo los posibles casos de FCS, y, por otro, tratar precozmente la enfermedad
en aquellos pacientes que ya tienen alguno de sus síntomas,” ha subrayado el Dr. Valdivielso.
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