El próximo 8 de mayo celebramos el Día Mundial del Cáncer de Ovario, un tumor que supone la cuarta causa de muerte por cáncer en mujeres tras el cáncer de pulmón, mama y colon. El cáncer de ovario es difícil de diagnosticar precozmente, y esta es la principal causa de su elevada mortalidad. A medida que el tumor crece pueden comenzar a aparecer algunos síntomas como pérdida de apetito, sensación de plenitud abdominal tras la comida o pérdida de peso. Varios estudios han demostrado que hasta el 70 % de las mujeres con cáncer de ovario presentan desnutrición.
En palabras del Dr. Andrés Redondo, del
Servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario de La Paz: “El
cáncer de ovario es el tumor ginecológico asociado a una mayor mortalidad,
principalmente porque en la mayoría de los casos se detecta en una fase
avanzada, cuando el tumor ya se ha extendido por toda la cavidad abdominal.
Esto ocasiona que, con frecuencia, estas pacientes puedan tener comprometido el
tracto digestivo, y presentar síntomas como náuseas, vómitos o alteración del
tránsito intestinal (estreñimiento o diarrea), que pueden a su vez favorecer la
aparición de una malnutrición. De hecho, la malnutrición está presente hasta en
un 70% de las pacientes con cáncer de ovario, representando la cifra más
elevada dentro de los tumores ginecológicos”.
Por otro lado, los tratamientos
oncológicos, como cirugía y quimioterapia, producen efectos adversos adicionales
como intestino corto, diarrea, malabsorción y astenia, la desnutrición en estas
pacientes tiene un origen multifactorial y, a menudo, no reconocido.
IMPACTO DE LA DESNUTRICIÓN EN
EL CÁNCER DE OVARIO
El cáncer de ovario es la principal causa
de muerte entre las neoplasias ginecológicas. Su manifestación clínica habitual
se da en etapas avanzadas, en este sentido, la mayoría de las pacientes
(70-80%) se diagnostican cuando ya existe un deterioro nutricional, pérdida de
peso y consecuentemente disminución de la masa y fuerza del músculo esquelético
(definida como sarcopenia). La sarcopenia parece tener un papel importante
en los resultados oncológicos de pacientes con cáncer de ovario.
Existen síntomas avanzados en cáncer de
ovario, como anorexia y náuseas, que causan una reducción de la ingesta de
carbohidratos y antioxidantes. Se ha demostrado que un defecto metabólico en
estas pacientes podría influir incluso en su estado psicológico, el cual juega
un papel importante en la calidad de vida.
IMPORTANCIA DE LA NUTRICIÓN
CLÍNICA EN LAS PACIENTES CON CÁNCER DE OVARIO
La nutrición clínica representa un aspecto
fundamental en el tratamiento de las pacientes con cáncer de ovario. Las guías clínicas de nutrición en pacientes con cáncer de la SEOM
(Sociedad Española de Oncología Médica) recomiendan la valoración nutricional
en todas las pacientes identificadas en riesgo de desnutrición. Según los expertos, es necesario
proponer un soporte nutricional adecuado que les ayude a maximizar su capacidad
para afrontar los tratamientos oncológicos y optimizar su bienestar.
“El mantenimiento de una nutrición adecuada
es importante en todos los pacientes con cáncer, pero principalmente en
aquellos con tumores avanzados, que son los que con frecuencia se asocian a
malnutrición y pérdida de peso. Algunos estudios han mostrado cómo las
intervenciones nutricionales pueden disminuir la estancia hospitalaria y el
riesgo de complicaciones postoperatorias en pacientes intervenidas de un cáncer
de ovario”, comenta el Dr.
Redondo. “Por otro lado, en pacientes con tumores avanzados o
recurrentes que se encuentran en tratamiento con quimioterapia, los parámetros
analíticos asociados a una malnutrición se han asociado con un peor pronóstico.
De ahí la importancia de que todos los especialistas implicados en el
tratamiento de las pacientes con cáncer de ovario estén sensibilizados sobre la
importancia de mantener una nutrición adecuada”, añade.
Según el consenso de expertos sobre
abordaje nutricional del paciente oncológico de la Sociedad Española de
Nutrición Enteral y Parenteral (SENPE), la Sociedad Española de Endocrinología
y Nutrición (SEEN) y la SEOM, recomiendan utilizar un cribado nutricional de
forma rutinaria en el momento del diagnóstico y durante el curso de la
enfermedad, para detectar el riesgo de desnutrición. Y si fuera positivo,
realizar una completa evaluación nutricional, para diagnosticar la
desnutrición. Al mismo tiempo que señalan que el seguimiento nutricional del
paciente con cáncer debe ser multidisciplinar y adaptado a las
características de cada centro.
Las guías de la Sociedad Europea de
Nutrición Clínica y Metabolismo (ESPEN) y de la Sociedad Americana de Nutrición
Parenteral y Enteral (ASPEN) afirman que, es prioritario que en estas
pacientes se tenga en cuenta, junto a la enfermedad subyacente, también sus
niveles de actividad, tolerancia gastrointestinal, inestabilidad metabólica,
problemas de realimentación y la duración requerida del soporte nutricional.
En el caso de intervención quirúrgica, el
soporte nutricional preoperatorio puede ser beneficioso si se proporciona una o
dos semanas antes de la cirugía. Por otro lado, la evidencia científica sugiere que las intervenciones
nutricionales de nutrición postoperatoria temprana pueden reducir el tiempo de
hospitalización en pacientes con cáncer ginecológicos sometidos a cirugía mayor.
EL CÁNCER DE OVARIO EN CIFRAS
- En España, se diagnostican unos 3.300 casos anuales lo que representa el 5,1% de los cánceres entre las mujeres, por detrás de los de mama y colorrectales[x].
- Las mujeres con este tumor tienden a tener una mayor incidencia de desnutrición en el momento del diagnóstico. Algunos estudios llegan a señalar hasta el 70 % de desnutrición en cáncer de ovario.
- El cáncer de ovario es más frecuente en las mujeres postmenopáusicas, con la máxima incidencia entre los 50 y 75 años (la media está alrededor de los 63 años).
- Es la principal causa de mortalidad por cáncer ginecológico.
- Alrededor de un 20% de los cánceres de ovario puede tener un componente hereditario ligado principalmente a una mutación en los genes BRCA
- La supervivencia global del cáncer de ovario se aproxima al 50%, sin embargo, varía en función de distintos factores (estadio, edad, tumor residual tras la cirugía).
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